Está al final de un artículo de Anna Grau titulado ‘La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad’. Dice que una civil de este tipo no se puede amnistiar y que si hubiera mil demandas así, es posible que se frustrara la amnistía y, por tanto, que nos libráramos de Sánchez.
Supongo que si fuera así, ya lo habría dicho alguien y no serían mil las demandas de ese tipo, sino muchas más. Con la de centenares de miles de personas salidas a la calle para protestar contra el atropello del PSOE, sería inimaginable que un buen número de ellas no se hubiera decidido a poner la demanda. Ojalá fuera cierto y estuviéramos a tiempo.
Dicho esto, parece mentira que un país como España que ha ofrecido tantos héroes al mundo, tantas personas extremadamente valientes, esté a punto de ser derrotado por dos tipos tan cobardes y miserables como Puigdemont y Sánchez. Los hispanistas del futuro se harán cruces. No se lo van a creer. Investigarán en los libros de Sánchez. Ha hecho muy mal Irene Lozano en permitir que su nombre figure en ellos. Definitivamente, no es muy lista esta chica. Tiene habilidades y conocimientos, pero si no ha sido capaz de darse cuenta de que al unir su nombre al de Sánchez nunca jamás podrá ser tomada en serio.
El ridículo es espantoso, sorprende que no haya nadie en el PSOE -me refiero a los diputados, porque los demás no cuentan para el caso, puesto que no se les atiende- que comprenda que Sánchez no está en sus cabales. Poner el futuro de España, y el suyo propio, en manos de Puigdemont, un monigote que no sirve para nada, les llevará a todos a figurar en la historia universal de la infamia. Lo que pretenden hacer es tan estúpido y perverso que es preciso que fracase.
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