Lo pongo entre comillas, porque los jueces no pueden dejar desamparados a los compañeros señalados por los catalanistas. Entonces han protestado muchos. Que yo sepa, Marlasca no. Margarita Robles sí lo ha hecho, pero la experiencia con ella sugiere pensar que no irá más allá de las palabras.
De hecho, a estas alturas, Sánchez ya ha dado motivo infinidad de veces para que todos los ministros dimitan, para que todos los socialistas rompan el carnet. Y solo alguno que otro ha roto el carnet. Y los ministros de Sánchez no dimiten, sino que los tira él.
Después de lo dicho por Manuel Aragón y Enrique Gimbernat, no se debería haber planteado la amnistía ni una sola vez más. Es inconstitucional. El propio Sánchez, tan limitado intelectualmente que se ve obligado a recurrir a la mentira una y otra vez, lo supo entender y así lo manifestó repetidamente.
Sin embargo, personajes como Fernando Ledesma y Carlos Sala han dicho tan grandes tonterías sobre la cuestión, dejando claro con ello que jamás debieron acceder a los cargos que ocuparon, porque no son dignos de ellos y, consecuentemente, su labor solo puede considerarse como negativa.
Algunos socialistas con responsabilidades políticas elevadas están intentando quedar bien ante la opinión pública. Es imposible. Solo dimitiendo y rompiendo el carnet podrían conseguir algo en este sentido.
Hay que recordar que los eurodiputados socialistas preguntaron a la UE, en enero de 2020, por las medidas que se pensaban tomar contra el virus chino. Si el gobierno hubiera tomado medidas en España en ese mismo mes, se había evitado la rápida expansión del virus, el colapso de los hospitales y el enorme número de muertos. Todos los ministros y todos los votantes de los partidos que componen el gobierno son cómplices. Además de ello, está el recochineo de Sánchez, tolerado por todos los ministros, que se jactó de haber salvado cuatrocientas mil vidas. Debería haber dicho cuatro millones. Ya que dice una mentira, que la diga bien gorda.
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