Sería justicia poética que Yolanda Díaz nos librara del nefasto gobierno del PSOE, que nos lleva irremisiblemente a la ruina, de la cual sería muy difícil salir. Si no fuera por la UE ya se habría producido la quiebra, pero si no se aprovecha el retraso para solucionar el problema, la bancarrota acaba por llegar.
Es notorio que la vicepresidenta es del género asnal. No hay más que atender las cosas que dice, aguantando la carcajada, claro, para comprender que cuando se repartió la inteligencia ella no estaba. Tiene muy mala intención y es raro que pueda ir traicionando a todos, porque se le nota. Lo que ocurre es que los traicionados tampoco están bien dotados intelectualmente.
El caso es que en su torpeza piensa que, dado el cargo que ha obtenido y lo agarrado que tiene por donde más le duele a Sánchez, puede hacer lo que le dé la gana.
Sánchez, no es ningún secreto, es capaz de dar a cambio todo lo que esté en su mano -y esperemos que haya cosas que no estén- con tal de seguir siendo el presidente, y el PSOE está conforme con todo eso. El partido que presumía, falsamente, de los 100 años de honradez, ha quedado definitivamente desnudo. Gracias a Sánchez. Hubo socialistas muy honrados, pero el partido no lo ha sido nunca.
Para conseguir su caprichito de ser presidente ha de contentar a muchos, y todos, sabiendo que lo tienen cogido, exigen la luna.
El Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar, hay que ser idiota para usar ese nombre, ha presentado en el Congreso un escrito en el que exige saquear a los madrileños.
La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene otro motivo para ganarse el aplauso de los madrileños, pero no solo de los madrileños, sino también de los demócratas catalanes, que los hay -no todos son tan antidemócratas como Puigdemont-, y eso puede ser la gota que colme el vaso y haga caer al gobierno del PSOE.
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