martes, 19 de diciembre de 2023

Sísifo y Puigdemont

 

Tenía que llegar el momento en que el socialista más guapo de todos los tiempos se creyera un personaje mitológico. A Sísifo le ha tocado la china. Lo que le faltaba, como si no tuviera bastante con subir la roca.

Volviendo a Sánchez: es imposible que se imagine subiendo la piedra. Se pensará en la cima, y habrá una ristra bajo, la negra, el López, el Bolaños…, que se la irán subiendo, cada vez uno, o una. Al llegar arriba, él se coloca al lado del pedrusco, como si lo hubiera subido, y los ministros aplauden entusiasmados.

Mientras tanto, Puigdemont está que trina. Tiene bajo su poder a Sánchez, pero luego hay cosas que escapan a su control. El Consejo de Europa va a examinar la amnistía, y el Parlamento Europeo la inmersión lingüística. De todas las barbaridades que han perpetrado los catalanistas, la peor de todas es la de castrar intelectualmente a los estudiantes, para que cuando lleguen a la edad adulta ya sean totalmente inútiles. Y la misión del Europarlamento, a poco que se fije, se va a dar cuenta. Todo eso molesta a Puigdemont y amenaza a Sánchez e insulta salvajemente a los europarlamentarios que se han atrevido a hollar el suelo catalán.

Puigdemont está asustado. Teme que sople un poco de viento y todo su castillo de naipes se venga abajo.

El otro, el que ayer se creía Napoleón y hoy Sísifo, que llegó a comparar su sabiduría con la de Sócrates, ya ha demostrado en la Unión Europea, donde no supo contestar a Manfred Weber, y no le quedó más remedio que servirse de su cutre repertorio, con el que contenta a sus bases, los socialistas con sitio en el pesebre, o con los cerebros atrofiados, que en realidad está a la altura de Gabriel Rufián, Pablo Iglesias, Pachi López u Óscar Puente.

Y es que de donde no hay no se puede sacar.

Esos libros míos

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