La prueba de que es irredimible es que los catalanistas actúan como un ejército disciplinado defendiendo las plazas conquistadas, prueba de que saben que dejadas a su aire las pierden. A la gente no le importa el catalán, ni siquiera en Cataluña, mucho menos en la Comunidad Valenciana, a la que los catalanistas llaman de otro modo, que no es Reino de Valencia.
Mazón ha querido poner algo de seriedad en el asunto. No mucha, porque hacerlo de veras requeriría medidas más severas. El presidente de los valencianos no ha reducido el gasto público, sino que lo ha incrementado y ese dinero pagado de más lo hemos de asumir todos, pero la responsabilidad mayor recaerá en los más jóvenes. ¡Cómo se ríe de ellos el Felón!
La Academia Valenciana de la Lengua, a la que Mazón, en un brindis al sol, dice que cambiará el nombre para que sea Academia de la Lengua Valenciana, lo cual es un disparate, ya que lo correcto si dispusiera de votos sería cerrarla, también se suma al desbarajuste regional, con lo cual demuestra que no tiene ni idea. Esa entidad es innecesaria, puesto que ya existe el IEC. Hay muchas necesidades urgentes, de modo que el dinero que cobran esos académicos podría servir para paliar alguna. Deberían dimitir todos.
La función de las lenguas no es servir de armamento para los políticos, sino estar a su disposición para que expliquen lo que necesitan decir. Hay que emplear la lengua más hablada en el país, para que todo el mundo se entere de lo que dicen, pero aquí, que los políticos que saben hablar y decir cosas interesantes son pocos, se ha inventado la brutalidad de las lenguas, para que al final no se entere nadie de nada. Hay un Felón que ha dado un donativo a la anteriormente citada AVL, con dinero de los impuestos, para enredar más.
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