He visto un artículo titulado Manual de resistencia antidemocrática de Sánchez. Y como subtítulo: las pruebas de corrupción que habrían tumbado a cualquier gobierno. Hay que separar dos cuestiones: la primera es que el Felón no resiste nada. Son sus socios, a los que no conviene por nada del mundo que caiga. La segunda es que tanto el presidente como sus socios tienen la cara suficientemente dura para resistir lo que sea.
Hay un tercer dato, no menos relevante que los anteriores, aunque ya claramente menguante, y es que los votantes socialistas aguantan lo que les echen. Y al hablar de este sector hay que recordar que hasta los más reacios socialistas siguen votando al energúmeno. Felipe González ha dicho que en las próximas elecciones votará en blanco. Hasta los que más están insistiendo para quitarlo de en medio lo han venido votando y no piensan votar a la oposición. Es decir, que la izquierda de España se debería reinventar, pero cuando lo intenta alguien no lo votan.
Otra cuestión que conviene tener en cuenta es que la entendederas del pájaro no son muchas, aunque los aduladores del poder no quieran darse cuenta. Nunca atina en ninguna cosa, cuando habla lo hace mal, o peor, no aguanta a la oposición y ni siquiera a los suyos, a los que condena a escuchar las letanías con las que los obsequian los diputados de la oposición. Los hay que son brillantes, pero no reciben todo el apoyo que merecen. El presidente es muy torpe y lento de reflejos. Se hace una composición de lugar y cree que las cosas han de salir como tiene pensado. Irán yendo a la cárcel sus seguidores, lo mismo que él, si no se fuga antes. No puede esperar nada de la fortuna. Él mismo desdeñó esa opción desde el momento de aquel primer abrazo al líder de Podemos.
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