Cabría decir que para disgusto de Sánchez, que se ha apresurado a añadir que Israel debe pagar por las atrocidades vividas. Esto hay que decirlo para que conste en el mundo la clase de presidente que tenemos y la clase de partido que lo soporta, aunque bien es verdad que se han borrado muchos y algunos de ellos ahora votan a Ayuso.
El caso es que ahora hay un plan de paz, que a todas luces se le debe a Trump, con lo cual queda claro que, coincidencias al margen, no tiene nada que ver con nuestro Felón, al que no se le ocurriría una idea buena ni por descuido. Hamás sale ganando, puesto que apenas entregará unos cincuenta rehenes, bastantes de ellos muertos, y los otros casi, y a cambio recibirá una gran cantidad de terroristas, -limpios de polvo y paja-, que están condenados a cadena perpetua, y otros cientos de gazatíes. Nótese la circunstancia de que mientras los rehenes judíos fueron atrapados mientras estaban disfrutando del gusto de ser jóvenes, y ahora están a punto de morir, los presos terroristas fueron capturados en acciones de guerra, y posteriormente juzgados y condenados. De modo que unos son rehenes después de una acción vil y los otros a causa de la mayor destreza de sus contrincantes.
Las negociaciones son muy duras, pero se parte de una ventaja previa, la ansiedad de los israelíes por recuperar a los suyos. Por otro lado, cabe reconocer que Hamás no podrá volver a ser el que fue, lo cual no significa que rinda las armas, sino que sus terroristas se agruparán con otro nombre, utilizarán otra estrategia, otra manera de matar. Israel no va a estar tranquilo y la comunidad internacional seguirá mirando hacia otro lado, haciendo como que no se entera de nada, como que los problemas de la comunidad judía no van con ellos.