Después de haber recorrido toda España con él y haber dormido en su casa, ahora dice que no lo conoce. Me lo creo. Un narcisista patológico no puede conocer a nadie. Lo único que sabe es quienes le sujetan mejor el espejo. En este sentido, nuestro Felón no se podrá quejar.
El caso es que hay una serie de virtudes y pecados que en mis tiempos nos sabíamos todos los niños, y en la actualidad parece que ni los adultos. Nuestro Felón carece de empatía, educación, señorío, decoro, y no sigo porque se me acabará el papel. Quiero decir que careciendo de todas esas virtudes los socialistas deberían estar abochornados. Otros socialistas, en tiempos pasados, aunque no de la Ejecutiva, demostraron tenerlos. Los votantes deberían saber distinguir unos de otros, pero ya solo se fijan en el color del escudo. Loe socialistas que están ahora en primera fila, o segunda, o tercera, o cuarta…, dan asco. Y a nadie se le ha ocurrido llamar la atención, dar un toque. Todo lo que intenta el Felón es juego sucio.
Del mismo modo que hay grandes virtudes, también hay pecados de los que conviene huir. El primero de todos es la soberbia, de la cual también está muy aquejado nuestro presidente particular. Es curioso que a este individuo le guste tanto presumir de que es el presidente, pero no hace nada para merecer el cargo, y con esto está dicho todo. Pero es que de todos los demás pecados también va sobrado. No sé lo que va a ser de él cuando se le acabe la suerte.
Ábalos lamentará no haber plantado cara en su día. Tanto esperar, tanto confiar en quien no merece ninguna confianza le va a salir caro. Ya no canta por afán de servir a la justicia, sino por vengarse de quien lo traicionó. Y el PSOE no reacciona.