Están todos intentando imponer su ley. Siempre aparece Felipe González por los alrededores. Los hay que le atribuyen unas cualidades que está lejos de tener. Casi nos lo convierten en conde, o algo, pero no. Es un botarate al que el PSOE ha dado brillo. Sin el partido no habría sido nadie. Él dijo: «en democracia, la verdad es lo que la mayoría cree que es la verdad». Es una burrada gorda, pero los socialistas -los que quedan- la han tomado por un dogma de fe.
Quizá por eso, o sin quizá, están intentando construir un relato paralelo que oscurezca los datos que hay sobre el FGE. No puede ser que fuera él quien filtró la información sobre González Amador, porque a ninguno de ellos le consta. Hay una frase -en realidad, hay muchas- del acusado muy reveladora: «que perdemos el relato», que viene a indicar la importancia que tenía para él. Lo tienen todo, los medios, muchos jueces, el BOE. Se creen capaces de ir más allá. De momento, está con la toga puesta en el banquillo de los acusados. Le han ordenado que lo haga así, no se me ocurre otra interpretación.
Hay algo, por otra parte, que todos los que componen el tribunal tendrán que estudiar con detenimiento: un idiota -no digo el nombre para no hacerle publicidad- ha desvelado que tuvo el correo una semana antes que el FGE, pero no puede dar más datos para no romper el secreto profesional. Lo van dejando claro. Los profesionales de la mentira digo. Siempre dicen la verdad, remarcan, como Pedro Sánchez, que ha tenido que precisar más de una vez, para los que no estamos al tanto, que lo que le ocurre es que cambia de opinión.
Solo nos queda tener fe en la justicia, porque con la que cae está manteniendo el tipo.