lunes, 16 de febrero de 2009

Elecciones vascas 2009

En democracia todos los votos valen lo igual. Lo mismo el voto de Juan Manuel de Prada que el de Baltasar Garzón. El de Mariano Fernández Bermejo que el de Juan Blánquez Román. No se trata de una crítica, puesto que la democracia no puede funcionar de otra forma. Pero viene bien recordarlo porque hay partidos que a la hora de buscar el voto no hacen ascos a los caladeros más nauseabundos.
Así, por ejemplo, el PNV. Todo apunta a que el partido más beneficiado por la ilegalización de las candidaturas pro etarras será este partido. No conformes con ello, Ibarretxe y compañía tratan de ganarse las simpatías de esa gentuza. Porque no cabe dar otro calificativo a quienes votan, o deseaban votar, a estos partidos.
La prioridad de todos los partidos en España, y fundamentalmente en el País Vasco, debería ser la de acabar con el terrorismo. Y ahí lo tenemos todavía, vivito y coleando y con De Juana huido. Este ciervo se le ha escapado a Bermejo, qué le vamos a hacer. El PNV, que es el partido que viene gobernando en el País Vasco ininterrumpidamente desde el advenimiento de la democracia, debería tener vergüenza de no haber logrado acabar con la banda y de que tenga un amplio respaldo social.
Como no ocurre así, habrá que pensar en la siguiente posibilidad, aquella que lleva a recordar lo del árbol y las nueces. Algo le deberá el PNV al entorno de ETA. Por de pronto, el mismo empeño que pone en criticar la ilegalización de estos partidos, lo dedica a descalificar al PP. Con tal de arañar algún voto, todo vale. El PNV puede tener un comportamiento infame, pero si sus votantes no lo perciben así es como si no lo fuera.
Y en lo que respecta a las posibles alianzas post electorales, también anda haciendo cuentas el PSOE y no sería extraño que decidiese que lo que le conviene es que siga gobernando el PNV, dadas las consecuencias que pueden tener en el resto de España las alianzas con unos o con otros. Todo resulta muy enrevesado y feo en el País Vasco.

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