La
situación de los homosexuales ha cambiado mucho en España desde los
tiempos de la Transición hasta ahora. En el libro '1978. El año en
que España cambió de piel' hay un artículo dedicado al asunto y a
través de él se advierte perfectamente el cambio.
Todavía
queda, no obstante, mucha homofobia en nuestro país, aunque quizá
menos que en otros que se tienen por más civilizados y cosa que
indica que, al menos en este punto vamos por buen camino.
Estos
ramalazos de homofobia que persisten se advierten principalmente en
las declaraciones de algunos prelados, mientras los demás callan,
quizá por la gran repercusión que adquieren en los medios. Como si
los homosexuales no fueran hijos de Dios y no tuvieran derecho a
vivir.
Pero
esos restos de homofobia también están en nuestra sociedad. Son
los que permiten que exista un texto que ha motivado las protestas de
Arcópoli, que comienza su comunicado con estas palabras: «La
Editorial
SM
junto
con la católica Universidad de Navarra llevan años publicando el
libro de Biología y Geología de 3º de la E.S.O., en cuya edición
anterior se afirmaba que “la homosexualidad y la heterosexualidad
no son equiparables desde el punto de vista de la salud. Esto se debe
[según SM] a la propia naturaleza de la relación homosexual, que
supone asumir un mayor riesgo y suele asociarse con multiplicidad de
parejas”.»
Por
su parte, la Editorial SM también emitió su comunicado, con fecha
de ayer, en el que se desmarca de ese contenido homófobo, aunque
tampoco lo condena.
La
condena de la homofobia es fundamental para todos aquellos que deseen
una sociedad más justa y amable. Una sociedad basada en injusticias,
como el desinterés por los niños, a los que se adoctrina y se
castra, al orientarles hacia la obediencia ciega, la prevalencia de
la mitad de la humanidad sobre la otra media y la homofobia, es una
sociedad que tortura emocionalmente a todos sus componentes.
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