sábado, 16 de mayo de 2015

Pena de muerte para Dzokhar Tsarnaev

Probablemente, el jurado ha cumplido con su obligación y se ha ajustado a la ley. El problema consiste en que Estados Unidos es la primera potencia mundial y todo lo que hace tiene repercusión.
Si Estados Unidos tiene la pena de muerte en su código penal, ¿por qué no la han de tener el Estado Islámico, Cuba o Marruecos?
El hecho de que un sitio se respeten ciertos procedimientos y en otros no es irrelevante, porque cualquier procedimiento admite trampas y en este caso quien tiene dinero tiene ventaja.
La pena de muerte iguala al Estado con el criminal. Uno mata y el otro también. La cárcel, al menos, ofrece al delincuente la posibilidad de ponerse en paz consigo mismo. A veces ocurre.
Pero este asunto también da pie a otros razonamientos. En España, que al parecer es la sede del buenismo, impera la idea de que el propósito de la pena de cárcel es la reinserción, no la venganza. Como si la sociedad estuviera en deuda con quien delinque. En Estados Unidos ya se ve que no tienen complejos con estas cuestiones.

Dzokhar Tsarnaev no es peor que De Juana Chaos, Cándido Azpiazu, Bolinaga y demás etarras, pero algunos animales se empeñan en tildar de represor al Estado español. No les hago ningún reproche a esos animales. Es lógico que digan eso. Los reproches son para los buenistas que han dado lugar a que los animales se muestren sin pudor.

También se les puede reprochar a los buenistas que gracias a ellos los 'equidistantes' que viven en la calle de Easo, 55 hayan dicho a Consuelo Ordóñez y a Covite que si fueran buenas personas habrían pedido permiso antes de poner la placa en la que se recuerda que ahí fue asesinado Manuel Orcera de la Cruz.
Cabe la posibilidad de que algún día uno de esos vecinos sin alma ni corazón necesite que alguien le dé sangre u otra cosa y se la dé un admirador de Manuel Orcera de la Cruz.
Estados Unidos debería abolir la pena de muerte de una vez por todas.


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