Sé de un estafador que votó a Alvise. Ese estafador me tiene por tonto. Pero él, que conoce mis cuitas, debería haberse dado cuenta de que si yo fuera como Alvise no habría logrado sobrevivir. Si no ha sido capaz de comprender eso es que el tonto es él.
Tuve trato con Alvise por WhatsApp. Fue él quiso relacionarse conmigo. Solo pudo haber un motivo para que eso ocurriera y es que Rosa Díez fue uno de los veintisiete personajes que colaboraron en 1978. El año en que España cambió de piel. No fue el único, otros muchos que también estaban en UPyD, como él, hicieron lo mismo. Cuando desapareció el partido todos esos también volaron. Creo que fue una suerte, porque vaya tela. Qué cantidad de aventureros dispuestos a todo y a aprovechar cualquier oportunidad para hacer carrera. Yo nunca he estado afiliado a UPyD, ni he pedido, ni pretendido nada de este ni de ningún otro partido. Tampoco he podido influir jamás en Rosa Díez. Otra cosa es que tuviera, esporádicamente, trato con ella, pero sin más intención que comentar algunas cosas del momento. Recibió muchas traiciones, algunas bastante sonadas y me preocupó que eso la pudiera afectar.
Alvise entonces estaba en el Reino Unido, me dijo que trabajaba en el consulado español de la ciudad en la que estaba, creo que Leeds, y es posible que fuera cierto, pero tengo la impresión de que me contó más de cuatro mentiras, que a mí ni me van ni me vienen, y esa pudo ser otra de ellas. Tenía mucha fe en el partido y quería trabajar para España, y enseguida se apuntó a Ciudadanos. Me enteré por la prensa y se lo pregunté y me respondió que sí, que para servir a España. Y esa fue la última vez que me contestó. Ya luego estuvo en Valencia como asesor de otro elemento de cuidado. Dios los cría y ellos se juntan.
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