miércoles, 2 de octubre de 2024

Olor a podrido en México

 

Tanto Andrés Manuel López Obrador, AMLO, como Claudia Sheinbaum están demostrando una falta absoluta de sentimientos y de convicciones democráticas con su actitud ante la sanguinaria brutalidad de Maduro en Venezuela, y de falta de educación, sensatez e inteligencia en su trato con España.

Se evidencia con ello que el bienestar de los mexicanos no les importa nada a ninguno de los dos, sino que su objetivo es engañarlos para que los voten. Piensan que mientras los mantengan hipnotizados con señuelos idiotas, pero que han venido funcionando hasta el momento, no notarán su incompetencia y podrán disfrutar de los placeres del poder, aunque México vaya de mal en peor.

Cuentan también con otra ventaja. Ningún gobierno puede subsistir si tiene la población en contra. Por eso ellos procuran engañarla, pero por si falla el engaño, tienen el apoyo de las demás dictaduras de izquierda, que es lo que mantiene, por ahora y esperemos que por poco tiempo, a Maduro.

Apesta que antes de dejar el poder AMLO haya eliminado la separación de poderes. En un país en el que corrupción es endémica, los ciudadanos quedan absolutamente desprotegidos ante los abusos del poder.

Por su parte, Gustavo Petro, el guerrillero reconvertido en político, aprovechando la relatividad moral introducida por el movimiento woke, que no oculta sus simpatías por Hasán Nasralá, se enorgullece de que Claudia Sheinbaum formara parte de las FARC en su día.

Pero no todo es podredumbre, crueldad y sadismo, también hay motivos para el regocijo. Hay indicios de que Iberoamérica empieza a despertar. Cada vez son menos los gobiernos comunistas, y en donde persisten tienen graves dificultades. Maduro resiste como gato panza arriba, pero tiene al ochenta por ciento, si se cuenta a los de la diáspora, de los venezolanos en contra.

La situación en México podría ser parecida. Según afirma Eduardo Novoa

https://youtu.be/DcPasPZ5DG4?si=hRoedHrjoxsGZjnp, el triunfo de Claudia Sheinbaum no fue tal. El historial de los personajes no invita a desechar sin más sus palabras.

Esos libros míos

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