En el Reino de Valencia, cuyo nombre oficial, Comunidad Valenciana, los catalanistas no usan nunca, se mueve un grupo, compuesto por gente con esa nefasta ideología, llamado Plataforma por no sé qué, cuya finalidad consiste en dificultar la vida de las personas decentes y honradas, y hostigarlas y molestarlas.
Últimamente se han metido con un guardia civil. Hay que recordar que por un sueldo miserable, y sin respaldo del gobierno, porque nadie se puede fiar del gobierno que tenemos, los miembros de la Benemérita se juegan la vida por defender la de los demás. Pues el interesado se defendido bien de estos tipos, puesto que no lo ha hecho la autoridad por él. Ha dicho que viene de otra parte de España y que no sabe cuánto tiempo estará aquí.
Pero es que me parece a mí que estos bárbaros que disfrutan haciendo el mal viven de las subvenciones, y si fuera así es, indudablemente, una traición a los ciudadanos que pagan sus impuestos (porque no tienen más remedio). Estamos en España y, por tanto, hablar español no debería ser ningún problema.
Las lenguas, cuando dejan de ser útiles, mueren. Y no pasa nada por ello. El miriñaque, tan útil en otros tiempos, ya está fuera de uso, como tantas otras cosas que han desaparecido para dar paso a unas nuevas.
La Autonomía valenciana es la más endeudada de todas y gran parte de esa deuda se ha generado en el intento de introducir una lengua extraña, y si no se quiere reconocer esto que es inútil no tiene vuelta de hoja. Gastar ingentes cantidades de dinero, con lo que les ha costado de ganar a quienes han pagado esos impuestos, en algo inútil, es, lo repito, una canallada.
Luego, esos mismos catalanistas, tan duchos en incordiar, en cuanto se ven en un apuro, piden ayuda a la Guardia Civil, y no les cae la cara de vergüenza.