Esta ministra sabe perfectamente por qué la han nombrado ministra. Se esfuerza cada día -y decir ‘se esfuerza’ puede ser excesivo- en cumplir holgadamente con los dos objetivos primordiales, aunque a decir verdad hay uno que es fundamental para el Felón.
He dicho antes que insiste en cumplir esa tarea, pero ella no insiste nada. Eso que hace lo llevaría a cabo de todos modos, lo que ocurre es que al ser ministra sus palabras tienen más resonancia. Otra cosa es que Ayuso se entere, porque va a la suya y no hace caso a ninguna MEMA, salvo que venga a cuento o le convenga. Pues esa es, la de atacar a la presidenta de los madrileños sin descanso, el primero de los dos encargos. Ocurre otra cosa, así como Sánchez, cegado por la vehemencia, ya ha tenido algunos encontronazos judiciales, en los que siempre ha salido perdiendo, y haciendo daño, la ministra caradura también sale perdiendo, pero no roza los tribunales.
La otra medida que tiene encomendada tampoco es baladí. Consiste ni más ni menos en destrozar la sanidad, tarea en la que también se va esmerando, mientras que al mismo tiempo presume de haber hecho esto o aquello, lo cual todo el mundo sabe que es una mentira cochina y podrida, pero al equipo de Opinión Sincronizada esto ni le afecta ni le perturba. Cada cual va a lo suyo y la verdad es un contertulio como cualquier otro. Para este equipo ni siquiera es digna de que se le atribuya una respetabilidad superior a la de otros. Lo dijo Felipe González, que ahora habla como si fuera un obispo: «en democracia, la verdad es lo que la mayoría cree que es la verdad». Y ahí están los socialistas intentando hacer un relato para pasarlo por verdad, aunque todo el mundo sepa que es más falso que un Felón.