Durante todo el tiempo, y entre otras cosas, Sánchez ha querido hacer ver a todos quién manda aquí. Y lo ha hecho liberando de la cárcel a los peores delincuentes, a los tipos que más daño han hecho a los españoles, dando ministerios a gentes perversas y con graves carencias intelectuales, humillando sin sofocarse a los que tienen algún talento, haciendo ver a los españoles al nombrar ministros a tipos muy queridos anteriormente que estos viles, al causar daños inconmensurables a la nación y permitir que mueran decenas de miles, porque le conviene o porque no le importa. Es el Puto Amo, ha llegado a decir un homínido con cartera ministerial.
Digamos que Sánchez es un burro, con perdón para los burros, con suerte. Le dan los números, pero es que no deberían darle, porque hay partidos que no deberían ser legales, porque la Constitución debería haber sido pensada para proteger a los ciudadanos y no a los delincuentes, porque Aznar debería haber devuelto la independencia a los jueces, y porque en lugar de Feijóo como presidente del PP, debería haber sido elegida Ayuso, que es quien lo mereció y viene demostrando que tiene arrestos. También lo demuestran los troles de la izquierda, que la atacan sin piedad y con una mentira tras otra.
Mientras tanto, hay una serie personas, que son los jueces, que han seguido trabajando silenciosamente, o no tan silenciosamente, puesto que, a la mayoría, no le han gustado nada los intentos presidenciales de tener el dominio sobre ellos. Ahora tienen, o están a punto de tener, la última palabra para dejar claro quién manda aquí realmente. Puesto que Sánchez no cesa de hacer barrabasadas, eso les va a dar la ocasión de demostrarle quién manda realmente. Si consiguen las pruebas que necesitan, lo podrán meter en la cárcel, desde donde podrá ver pasar totalmente libres a los criminales que ha soltado.
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