Lo primero que llama la atención del asalto a Telefónica es que pillara por sorpresa a Pallete. El hombre no tenía personas de su confianza en el consejo de administración y no teniéndolas tampoco se olió la encerrona. Difícil de creer. Le pidieron a las 17 horas que fuera a la Moncloa, y allá que fue, manso como un corderito. Se va forrado de dinero, gracias a la indemnización, pero con la etiqueta de tonto.
Peor todavía es lo de Feijóo, que dice que se enteró por la prensa. Si pretende ser presidente del gobierno debería tener contactos en todas las empresas del IBEX 35, pero no solo para que le hagan confidencias, sino para que le expliquen también su visión de la realidad de España. Desde luego que una operación como la de Telefónica no debería haberle pasado desapercibida a Feijóo, sino que debería haber estado en condiciones de abortarla. Arabia Saudí sabía desde octubre que Pallete iba a caer. ¿Seguro que no lo sabía también el interesado? ¿Cómo es que Arabia Saudí no se lo comunicó a Feijóo? ¿Qué falta de respeto es esa? Pero presumiblemente había más personas que estaban en el ajo y a ninguna de todas se le ocurrió dar cuenta al Jefe de la Oposición de lo que se estaba cociendo, y eso que era de importancia capital.
Lo que no es noticia es la desvergüenza de Sánchez y el nulo respeto que tiene a la legalidad, a las apariencias, a las formas, a las instituciones. Disfruta mostrándose como un bellaco ante el público. Burlándose de lo más sagrado, y con toda su cara dura luego pretende explicar lo que es la democracia, como si personas más inteligentes y mejor preparadas que él no lo hubieran explicado ya mil veces o más. Está acabando con la democracia y nos quiere hacer creer que es demócrata. Es sinvergüenza. Espero que caiga Maduro y lo arrastre en su caída.
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