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martes, 25 de diciembre de 2018

Iglesias y Juliana, pelos en la sopa

Uno tiene nombre de sopa, y en sus artículos que ya no leo deja traslucir su maestría en este campo. El conde de Godó, al que los auténticos salvadores de Cataluña llaman conde de Cobró, estará contento con él.
El otro se gasta coletas y va destacado en la carrera por el conseguir el título de Mayor Cursi del Reino. Esta es la prueba:
«El inconsciente de la derecha ha sido un operador político. Un inconsciente que se ha liberado del superyó de lo políticamente correcto, del superyó que significaba, digamos, tradicionalmente el deseo de la derecha española de situarse en el centro, de ser mayoritaria, de definirse con valores progresistas. No sólo tiene que ver con Vox en tanto expresión política de ese inconsciente desatado, sino que ata los discursos y estilos del PP y también de Ciudadanos».
Todo eso lo dijo en acto en el que se juntaron los dos e ignoro si de carrerilla y sin leer o leyendo, puesto que no asistí al evento, ya que como todo el mundo sabe vivo en Valencia, aunque si viviera en Madrid tampoco habría ido. El texto consta en un brillante artículo de opinión que animo a buscar. Su autora es Rosa Belmonte.
Esto nos traen los tiempos. Uno que prometía mucho y se ha echado a perder, como otros, a causa del devenir político, provocado en primera instancia por la locura de la burguesía barceloní, que es la auténtica extrema derecha, cosa que los ciegos voluntarios no pueden ver, y otro que nunca ha prometido nada -nada bueno se entiende-, porque no puede, y que ahora parece haber escondido la guillotina, porque su afición parecía tan fuerte que cuesta pensar que ha renunciado a ella. Los dos se han juntado, como no podía ser de otro modo, porque lo cursi puede ser un ingrediente más para la sopa. Aunque se caigan algunos pelos dentro.

lunes, 16 de julio de 2018

Borrell, el distractor

Borrell se hace el bobo mientras otros ministros, y ministras, del gobierno del que forma parte, e incluso el propio Pedro de la Preveyéndola (© Rosa Belmonte) perpetran sus barrabasadas. Este último y entre otras cosas, recibir, en representación de los españoles, de igual a igual, a un loco que llevaba un lacito amarillo en la solapa.
Este lacito amarillo es un insulto a los españoles, una bofetada a la democracia, un desprecio a la ley. Borrell, que ya se ve que no tiene vergüenza (tampoco los demás ministros de este gobierno) dice que no ve un cambio en el gobierno catalán, pese al esfuerzo extraordinario para recuperar el diálogo. Esto es una imbecilidad cargada de mala idea. ¿Qué es eso de recuperar el diálogo? El gobierno catalán se empeña en transitar caminos ajenos a ley, ataca frontalmente a España y los españoles, utiliza a la policía autonómica de manera fraudulenta e intenta torcer el pulso a los jueces. ¿Qué diálogo, Borrell?
Por cierto, Rosa Belmonte bautizó a Pedro Sánchez como ‘Pedro de la Preveyéndola’, pero Rajoy le llamó ‘aprovechategui’ con mucha razón.
Dicen quienes le han hecho la última entrevista al actual ministro de Exteriores, al que hay que reconocerle que seguramente mejorará a Margallo, porque es imposible no hacerlo, que tiene un currículo interminable. Al final, todo ese currículo se resume en una cosa: es un bluf. Hay gente sin estudios que a pesar de eso cuando llega el caso sabe estar a la altura de las circunstancias. Porque lo más importante de una persona no es el currículo, ni la capacidad para hacer el mal, que seduce a tanta gente, sino la firme voluntad de respetarse a sí mismo, de no venderse por nada, de cumplir con la obligación, de ajustarse a unos principios. Todo el currículo de Borrell se resume en que es ministro de un gobierno conseguido merced a la alianza con bildutarras y golpistas. Y no le da vergüenza. 

domingo, 15 de julio de 2018

Preveyéndola

Sobre esta cuestión no le hará ninguna consulta a la RAE Carmen Calvo. Me he enterado hace poco del asunto. Consecuencias de no ver la televisión. Ocurrió en 2014, en el transcurso de una entrevista que le estaba haciendo Pedro Piqueras al actual presidente del gobierno cuando surgió el neologismo.
Le gusta el fino, dice Rosa Belmonte, y lo toma cuando va al Puerto de Santa María, y a esos que les den ratafía, añade; o por retambufa, pienso yo, que pido manzanilla en los bares de Valencia y he de llevar cuidado para que no me sirvan una infusión. Fue ella la que eternizó el instante. La corrupción se combate ‘preveyéndola’, afirmó. Así lo hace todo. Iba en el programa de UPyD la independencia del Poder Judicial y el pollo nos sale con esas. Y ahí lo tenemos, en la presidencia del gobierno, dispuesto a armarla mucho más gorda que Zapatero. Guerra dijo que iba a dejar España del tal modo que no la conocería ni la madre que la parió. Lo del guaperas va a batir todos los registros. Si queda algo en pie será un milagro.
De momento, nos ha puesto a Calvo, que está buscando el modo de meternos a muchos en la cárcel. Calvo, nada que ver con Anasagasti, cuyas maravillas que hacía con su pelambrera nos tenían asombrados a todos: en Mallorca todavía andan mosqueados. Esta Calvo nos querrá obligar a decir pelambreros y pelambreras, poetos y poetas, porque lo de poetisa no le parecerá apropiado, hombres y hombras, no basta con destruir a España, no basta con arruinar a la mayoría de españoles, no basta con arrebatar la alegría de vivir, con cargarse la espontaneidad, con dinamitar el arte de la seducción, a todo eso hay que añadirle la liquidación de la lengua, para que sea imposible que la gente se pueda entender.