sábado, 23 de marzo de 2013

El asalto a la casa de González Pons

Tenemos una democracia que nos fue concedida por las oligarquías financieras y políticas. Las financieras no han parado de ganar poder desde entonces. Es decir, tenemos una democracia autoritaria y vigilada.
Obviamente, eso fue posible dada la falta de demócratas en España. Un demócrata enseguida se daría cuenta de que aquí falla algo. No hay nadie que se atreva a denunciar públicamente la corrupción de su partido, todos los diputados obedecen ciegamente las órdenes que se les da en el partido y repiten consignas y soflamas.
En España faltan demócratas, sobran políticos que en lugar de defender a los ciudadanos defienden su medio de vida, como cualquier camarero, ingeniero de caminos o DUE. Y también sobran los energúmenos. Hay pocos demócratas, pero hay muchos que se creen demócratas. Entre ellos, los que realizan acciones violentas.
Hace poco, hubo uno que dijo que hay que conquistar en la calle lo que no se puede en el Parlamento, la cita no es textual, pero se le aproxima mucho. Es lo que hay y con estos bueyes hemos de arar.
Hace poco, se han presentado unos cuantos a protestar en el portal de la casa de Esteban González Pons, y según la prensa aporrearon la puerta y la llenaron de pegatinas. Estos sujetos pensaban que ejercían sus derechos. Evidentemente, no lo pensaron bien. En el caso de que pensaran algo.
Algunos se creen que todo lo que se puede hacer es correcto. Averiguan dónde vive un político y allá van, a presionarle para que actúe de esta forma o aquella; o para que dimita. Puede que sean unos genios que se hayan percatado de que entre la democracia y la presión moral, o física, porque aporrearon y ensuciaron la puerta, hay relación.
En cualquier caso, parece fuera de duda que regresaron muy satisfechos a sus casas.
 


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