jueves, 13 de mayo de 2021

La sonrisa de Yolanda Díaz

 

Hay otras bolcheviques que dicen barbaridades equiparables, pero se les nota el odio, se les ven las ganas de hacer el mal. Yolanda, en cambio, sonríe. Y mientras lo hace, desgrana propuestas o propósitos, cuyas consecuencias son terribles para todos, como demuestra la historia y también la realidad de los países en los que impera esa nefasta ideología.

Ella sonríe y juega con su melena mientras de su boca sale cualquier cosa que nunca puede se buena para nadie. Y es a la esa sonrisa y a esos gestos aparentemente amables a los que que debe su buena reputación, porque ninguna otra cosa suya se salva.

Una diputada de Vox -la misma que le tiene tomada la medida a Marlasca y que de pronto lo mira componiendo una expresión de cariño, anuncio de la bomba que le va a soltar a continuación, como consecuencia de la cual, si el ministro se preciara, presentaría su dimisión inmediatamente. Si se preciara. Pero ya van unas cuantas veces, por motivos diferentes y siempre merecedores de dimisión- le vino a explicar a la sonriente Yolanda una serie de mentiras y contradicciones, de las cuales la ministra parecía no haberse cuenta, o había pensado que no se daba cuenta nadie, en relación con un asunto concreto. El relativo a los despidos que se preparan como consecuencia de la fusión de dos bancos. Eso da mala imagen a un gobierno en el que figuran bolcheviques. Dicen que no lo sabían y con ello dan el asunto por resuelto. Pero no es así. Necesariamente lo tenían que saber. En un gobierno serio esto sería motivo de dimisión, aunque en los gobiernos chavistas no ocurre, porque esos no respetan a los ciudadanos.

Y con el mismo desparpajo que dijo que no sabía nada, esta ministra de Trabajo, que es la peor que ha tenido España, acudió a la manifestación del 1 de Mayo, sin que los sindicatos, amaestrados con las subvenciones, pusieran el grito en el cielo.

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