España necesita reducir gastos urgentemente, por la enorme deuda que tiene, los turbios tiempos que vienen y, sobre todo, por los gastos inútiles que se hacen. En este sentido y a bote pronto vengo diciendo desde hace muchos años, creo que desde antes de que surgiera UPyD, que también defendía lo mismo, la necesidad de suprimir las diputaciones y los chiringuitos.
Hoy en día hay muchos más chiringuitos que cuando comencé a decirlo, tienen la misma utilidad que entonces, o sea, generalmente ninguna, y la deuda no es que sea mucho mayor, sino que es terrorífica. A quienes no tienen hijos ni piensan tener les puede dar igual, pero a los demás no.
No es que mientras tengamos un botarate en la presidencia del gobierno no hay modo de cambiar nada, es que la oposición tampoco da ningún paso en este sentido, y debería estar machacando continuamente, explicando que por este camino no tenemos solución y que nuestros descendientes lo van a pasar muy mal. Es que da la impresión de que Feijóo es un funcionario que piensa seguir según la costumbre, sin caer en la cuenta de que son necesarios cambios radicales.
La oposición que hace Feijóo es muy blanda y conformista, y no sabemos lo que haría Ayuso, puesto que ella ni puede ni debe salirse de su cauce, pero manteniéndose en él está haciendo una oposición mucho más dura.
Hay que reducir gastos para dedicar más dinero a la sanidad y a la educación. Es necesario atender a los enfermos y a los necesitados. Las diputaciones no son necesarias, porque su labor administrativa la puede llevar a cabo una dirección general. Los chiringuitos que no sean necesarios, supongo que el noventa y cinco por ciento, deben suprimidos inmediatamente. Las televisiones regionales no son necesarias, ni tampoco las embajadas regionales. Todo esto lo debería estar explicando Feijóo a voz en grito. Parece que esté asumiendo las barbaridades de Sanchez con resignación cristiana. Pues no. Hay que gritar.
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