lunes, 1 de septiembre de 2025

Entrevista de Kasparov con Matviichuk

 

Acostumbrados a leer artículos a menudo chorras, en los que los autores escriben como si estuvieran representando un personaje -y realmente suele ser así-, con los que intentan demostrar unas capacidades y conocimientos que justifican su presencia en el medio, leer algo tan directo y sincero resulta impactante.

Se cita la palabra genocidio una y otra vez en los medios, como si se dijera algo serio, y en esta entrevista la vemos citada con pleno conocimiento de causa, con ejemplos claros y reales, de la misma familia inclusive, pero no solo. Si quienes la usan de forma grosera leyeran esta entrevista, tampoco se enterarían de nada, porque sus cerebros están en la ficción.

Otro vocablo que surge con inusitada potencia es libertad. No he dicho al principio que la entrevistada es una mujer, Desatolondra Matviichuk, con las ideas bien claras y la firme determinación de lograr la victoria para Ucrania. Los ucranianos luchan por la libertad. No estoy seguro de que Trump sea capaz de entender esto. Su cerebro también está en otra dimensión, en otro mundo que no tiene nada que ver. El de Oleksandra es más parecido al de Zelensky.

Putin ha cometido y comete genocidio con los ucranianos. No hace falta para ello destruir el país, sino simplemente borrar su forma de percibir la vida, su lengua, sus hábitos. Ella llegó a entenderlo en un momento dado y enseguida comenzó a estudiar ucraniano y a embeberse con las costumbres atávicas de su país. Paralelamente, y como todos los ucranianos, entendió que no luchaba contra Rusia, sino a favor de la libertad. O sea, sí contra Rusia, pero porque este es el país que ya perdió su libertad e intenta que Ucrania la pierda también. Hay un trabajo enorme, descomunal, por hacer, pero antes hay que convencer al mundo.

https://www.theatlantic.com/podcasts/archive/2025/08/ukraines-fight-is-far-from-over/684037/?gift=VKTPfqGIqBNOaUPDrxFJbVqups2zD_cyuCzSdzSbWpY&utm_source=copy-link&utm_medium=social&utm_campaign=share

Esos libros míos