El islam sobra en el mundo civilizado y, por supuesto, en España. Comprendo que a Feijóo se le escape el detalle, puesto que siempre está inmerso en políticas bobas y corteja a líderes inciertos, seguramente porque no ve el modo de distanciar a Vox.
Me resulta complicado de entender que Ayuso sí que haya caído en esa trampa y se me ocurre la idea de que quizá lo haga para no enfadar a su líder, porque basta que se entere de algo para que ponga a sus deditos a jugar en iniciativas chorras. Demos por cierto este punto, porque de otro modo cuesta de entender y centrémonos en la idea de Vox. Tan claramente como lo expone y que Ayuso no se dé cuenta.
El islam no es una religión, como he dicho otras veces, sino una estafa urdida por un personaje nefasto, que además tiene a los pueblos en la prehistoria. Aceptada esta cosa con un nombre que no le corresponde en todo el mundo, la gente puede dedicarse a dormitar, a aceptar lo que hacen esos con el soniquete «son sus costumbres», de paso ellos van abusando lo que les parece, y de pronto cometen algo más gordo. Y entonces no se les puede criticar porque eso es racismo, etcétera.
Los tenemos en casa, hacen lo que quieren, bajan el nivel de la población, porque ellos no han estudiado mucho, pretenden que se deje de comer cerdo en los colegios y que no salgan procesiones por las calles.
Por mi parte, estoy de acuerdo en que vengan todos los magrebíes que quieran y quepan siempre y cuando se dejen el islam en sus países y se muestren dispuestos a beber vino y comer cerdo. Hay otras religiones con las que se puede actuar del mismo modo, puesto que huelen a estafa desde lejos.
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