Que el mundo está cambiando a pasos agigantados es un hecho. No se entiende que un criminal de guerra, como lo es Putin, pueda dictar una orden de detención contra un ciudadano que reside en otro país, porque si estuviera en Rusia ya habría recibido su ración de veneno. Kaspárov está criticando a Putin, pero también a Trump, por su política bravucona.
Está muy bien que se cargue a Maduro, que es otro criminal de guerra, aunque todavía no lo ha hecho, y tampoco sabemos si lo va a conseguir, aunque todo apunta a que sí, pero los tiempos corren y el granuja tiene a mucha gente en la cárcel, y este sitio en Venezuela consiste en ser torturado y castigado día sí y día también. Maduro es igual que Putin, un criminal de guerra, un asesino, un torturador. Hay que quitarlo del cargo, porque perdió las elecciones. Sobre todo, para salvar vidas.
Las cosas con el venezolano están más que claras, aunque nadie sabe cuál es la estrategia mediante la que el estadounidense cumplirá su amenaza. Con Putin no hay nada claro. Es igual de asesino que Maduro. No puedo evitar el recuerdo de su víctima más famosa, Navalny, al que el truhan cree que ha derrotado. No es así, es un héroe que con tal de no entrar en diálogo con el ruso se dejó atrapar y luego matar. ¿Existe el otro mundo? Allí estará él, como un héroe. En cualquier caso, tanto si existe como si no, es una víctima injusta. El mayor honor. Su verdugo, Putin, criminal de guerra, acusa a Kaspárov de estar a favor de Ucrania. Pues, claro. Ucrania es la nación invadida y el mundo occidental no se da cuenta de que lo ucranianos combaten por Europa. Putin, en modo alguno, se iba a detener ahí. Habría que armar a Ucrania y mandarle soldados de refuerzo para que la guerra se acabe enseguida.
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