Debo
confesar que el Islam me importa un bledo, Alá también y Mahoma lo
mismo. Pero eso no significa que le tenga fobia al Islam. Yo creo que
esta religión, como cualquier otra, debe permitirse, siempre y
cuando sus practicantes se comporten de forma educada y respetuosa
con los demás.
Ahora
bien, si los islamistas consideran que hay que matar a los infieles
los quiero lejos, y eso tampoco es fobia, sino instinto de
supervivencia.
No
estoy de acuerdo con las fobias caprichosas. De las patológicas ya
se encargan los médicos. De modo que no me parece bien que se incite
a la fobia al Islam, pero conviene tener en cuenta que quienes más
lo hacen son los propios islamistas. La extrema derecha y la extrema
izquierda buscan votos a su modo, generalmente nada edificante.
Marine Le Pen y Pablo Iglesias podrían darse la mano. Quizá no sean
tan distintos uno del otro. Pero si los islamistas no les ayudaran en
su quehacer no tendrían tanto éxito.
Ahora
vienen esos animales del Estado Islámico, que son igual de animales
que los etarras, y si los trajeran a bendecir el día de San Antonio
el cura tendría derecho a negarse a hacerlo, que es una estupidez
que se sigan publicando viñetas en Charlie Hebdo. ¿Cuándo se ríen
esos tipos, se pregunta Juan Soto Ivars? ¿Es decente no reírse
nunca? En un país teocrático, como es Inglaterra, se publican
viñetas de la Gobernadora Suprema de la Iglesia de Inglaterra y no
pasa nada. Me da mucha risa, aunque comprendo que se fundara, la
Iglesia de Inglaterra, y también me da mucha risa su Gobernadora
Suprema, a la que no en balde llaman también Su Graciosa Majestad,
aunque yo no le veo la gracia, y no me da miedo decirlo. El papa
Francisco me parece un populista más.
Señores
del Islam, tenemos ganas de reírnos y ustedes nos hacen llorar (a
ver si resulta que estoy fomentando la islamofobia).
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