miércoles, 4 de febrero de 2015

El notario Alfonso López Tena

En los tiempos en que ejerció como notario en la provincia de Valencia fue colaborador de Carmen Alborch y ella debía de estar muy contenta de tenerlo en su equipo, puesto que lo incluyó en la dedicatoria de su libro Libres. Ciudadanas del mundo. Ignoro si se siguen llevando bien y si ella está de acuerdo con las actividades actuales de Alfonso López Tena.
 
El caso es que éste, haciendo uso de su libertad de expresión, lanzó el tuit que figura en la foto. Si yo ahora dijera que podría caer más bajo en el supuesto de que fuera coprófago es posible que sus seguidores dijeran que soy un nacionalista español que lo insulta. E incluso si quitara el supuesto citado y dijera simplemente que su tuit es una bajeza me dirían lo mismo.
Los nacionalistas catalanes no ven, porque no quieren, sus propias contradicciones. Muchos de ellos son de izquierdas, y resulta que la izquierda y el nacionalismo son incompatibles. Han de ser una cosa u otra. Si son de izquierdas no pueden ser nacionalistas y si son nacionalistas no pueden ser de izquierdas. Otra contradicción, y esta más risible, consiste en que para ellos los nacionalismos vasco o catalán son buenos, mientras que el español es malo, o rancio, como dicen ellos. Y en este caso aciertan, porque sí es rancio, pero no sólo el español, sino cualquier otro.
El socialismo, por lo menos, pretende aportar beneficios a la humanidad; otra cosa es que los socialistas a veces se enreden al tratar de encajar sus deseos en sus posibilidades, pero eso es otra historia. Sin embargo, el nacionalismo no puede aportar nada a la humanidad; tan sólo defiende los intereses de un grupo de personas, que aunque aparentemente sea más o menos grande al final sólo se compone de unas pocas personas. Las demás van embaucadas.
Y en esa ficticia unión de izquierdismo y nacionalismo medran personajes como Alfonso López Tena.
 

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