A
Tania Sánchez le gusta hablar de contextos. Dicho en otras palabras,
Pablo Soto y Guillermo Zapata son afines ideológicamente a ella.
Cuestión distinta sería si los infames tuits de los que son autores
los hubieran lanzado Botella o Aguirre.
Hay
más contextos. Pablo Iglesias estuvo hablando con Iñaki Anasagasti,
ese señor que debe de pasar tanto tiempo peinándose y, claro,
mientras se peina piensa. Lo que surge de ese cráneo suyo es esto:
«Le
contesté a su pregunta sobre ETA que lógicamente su acción armada,
su terrorismo, tenía origen y componentes políticos ya que sus
acciones y atentados no salían en las páginas de sucesos».
No
sé si algún día la ciencia querrá estudiar su cerebro para
investigar si hay alguna relación en su modo de pensar con el arte
de dar vueltas y más vueltas a sus cabellos.
Volvamos
al inicio.
El contexto es que si a la nueva alcaldesa de Madrid le importaran
los ciudadanos se
habría preocupado por el pelaje de quienes iban en su lista y no
habría permitido que esos dos individuos figuraran en ella. Al menos
esos dos, porque no se puede descartar que sigan las sorpresas
desagradables. Pero
suponiendo que no se hubiera enterado de las 'gracias' de esos dos,
que quizá sea mucho suponer, una vez que ha salido a la luz toda la
basura que
han producido debería haberlos destituido inmediatamente, por el
bien del pueblo de Madrid, que
ahora está en boca de todo el mundo y no para bien. Otra
cosa sería si alguno de esos tuits 'graciosos' se hubiera referido a
la matanza de Atocha.
El
contexto es que Manuela
Carmena se está revelando como manifiestamente sectaria y
que el perjuicio moral y económico que pueden sufrir los madrileños
no le preocupa demasiado. Quizá
esté contenta de ver que la prensa internacional habla de Madrid y
como consecuencia ella saltará a la fama.
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