El sentido del humor de Carmena

En una cosa estamos de acuerdo Manuela Carmena y yo (no descarto que estemos en más, pero lo veo difícil).

Supongo (en realidad no puedo pasar de suponer) que, como a mí, le parecería intolerable que se hicieran chistes sobre la matanza de Atocha. Si ella se sentía distante del humor de Charlie Hebdo (lo pronunciaba mal), porque es un humor que puede causar muertes, habrá que explicarle las cosas. El humor de Charlie Hebdo no causó ninguna muerte, las causaron las balas, igual que en Atocha.

Si las religiones se desenvolvieran en sus ámbitos naturales, como son los templos y la intimidad de las personas, me parecería de muy mal gusto hacer chistes sobre las creencias ajenas. Cada uno es libre de creer o no en lo que quiera y nadie tiene derecho a inmiscuirse en esto. Me parece fuera de lugar de que alguien quiera convencer a otro de que Dios existe o no existe, o de que esta religión es mejor que aquella.

Lo que ocurre es que las religiones son utilizadas muy a menudo como herramientas de dominio y de control sobre las gentes y es este punto el que legitima moralmente que se hagan chistes sobre ellas. Lo que se pretende con los chistes sobre las religiones no es hacer reír, sino quitar poder a través de la risa a esos clérigos que invaden campos que quedan fuera de lo que debería ser el ámbito de su actuación.

Los chistes de Charlie Hebdo hacían mucho a esos fanáticos y podían contribuir a que la gente no se tomara tan en serio sus barbaridades.

Ya se ve que las fronteras del humor mías no son exactamente las mismas que las de Manuela Carmena. Lo que ella se toma a guasa a mí me parece serio y lo que ella y viceversa. Vamos, que si cuando vaya a Madrid la veo por la calle, me cambiaré de acera.

'La invención del reino vegetal'
'La eficacia de la creatividad'
'Yrha y Luna, caminos cruzados'
'Operación cochinillo'
'Madeline'
'Inteligencia emocional'
'Sine qua non. Poemas astrológicos'
'El color de los días'