sábado, 13 de junio de 2015

Yo voté a UPyD

Supongo que habrá quien piense que el mío fue un voto desperdiciado, puesto que este partido ya no pinta nada y, además, Irene Lozano se dispone a entregarlo, cautivo y desarmado, a Ciudadanos.
Pero la cuestión no es esa, sino que mi voto fue para un programa razonable, democrático y enemigo de la corrupción; por tanto, no soy responsable de lo que se avecina.
Los mandatarios surgidos de las últimas elecciones municipales y autonómicas se han propuesto una tarea ciclópea, imposible de conseguir a priori, pero ellos no se arredran ante las dificultades y visto lo visto cabe presumir que lo lograrán. Harán que echemos de menos a Alberto Fabra, Rita Barberá y Ana Botella. ¡Que vuelva Botella!, será el lema. El nuevo concejal de Kultura del ayuntamiento de Madrid, Guillermo Zapata, ha dicho «Echarle un ojo». Quien no respeta al lenguaje tampoco respeta a los demás.
De otro concejal de Madrid, Pablo Soto, son famosos sus tuits sanguinarios. Pobres de aquellos trabajadores del ayuntamiento a los que tome manía. Porque esta gente tan visceral no controla sus manías.
Es un hecho que el nacionalismo es incompatible con la democracia, por lo que el nuevo ayuntamiento de Valencia ya anuncia imposiciones. Se dirigirá a los ciudadanos únicamente en catalán. ¡Queremos 'caloret'!, diremos los que no entendemos el catalán. No es que menosprecie a esta lengua, pero, ¿qué necesidad tengo yo de aprender el catalán? Ni lo sueñen Ribó y compañía. No pienso aprenderlo nunca.
Se puede entender ahora el viraje de la burguesía catalana. La gente no paraba de quejarse de Trias. Los de la çeba han decidido votar a Colau. ¿Os quejáis de Trias?, pues tomad a Colau. Ahora sabréis lo que vale un peine. Colau como aceite de ricino para los que estaban hartos de Trias. Querrán que vuelva.
Repito, por si a alguien se le ha olvidado. Voté a UPyD, el partido que consiguió que muchos recuperaran el dinero de las preferentes.

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