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jueves, 26 de diciembre de 2019

La cobardía de Podemos

A estas alturas, a nadie le queda ninguna duda de la deslealtad de los cuadros de Podemos, y de la mayoría de sus seguidores, con el Rey. Y esto es así porque Iglesias, Montero, Echenique, etcétera, aspiran a reproducir en España la situación de Venezuela, en donde unos pocos viven en mansiones suntuosas y los demás están en la ruina. O muertos, o encarcelados.
Son desleales con el Rey porque hoy por hoy es el Jefe del Estado y representa a todos los españoles, lo quieran o no, lo merezcan o no, porque hay algunos que no conocen lo que es la gratitud ni por el forro. El Rey representa a todos los españoles y los políticos, que perciben sus sueldos del erario, están obligados a respetarlo, sobre todo en los actos de carácter oficial. Y ciertos mequetrefes han acudido a algunos de estos actos oficiales vestidos de cualquier modo.
Digo que son cobardes porque tras el discurso de Nochevieja, han callado, disimulando sus intenciones, quizá porque piensan que cuando estén en el gobierno podrán llevarlas a cabo con más facilidad.
Sí lo ha criticado Colau, ese almacén de iniquidades, que, con su habitual torpeza, ha dicho que la monarquía no sirve para nada. Una persona inteligente no sería taxativa, porque sería consciente de que lo que no ve uno lo pueden ver otros. Colau habla como si su opinión fuera relevante.
Hay un dato objetivo y se obtiene comparando a los países cuya forma de Estado es una Monarquía con los que tienen República, y se puede tener en cuenta que Francia es una República que funciona como una Monarquía.
Nos esperan tiempos difíciles, puesto que la posibilidad de que finalmente se forme un gobierno infame es real. Es una suerte que tengamos este Rey, que sabrá moverse con elegancia, prudencia y determinación.


miércoles, 25 de diciembre de 2019

La Corona, nuestra última esperanza

Colau, ese esperpento con el que los barceloneses, ayudados por Manuel Valls, quisieron castigarse eligiéndola como alcaldesa, ha dicho que la Monarquía no sirve para nada. Ese ya es un argumento suficiente para explicar su necesidad y conveniencia.
Todos los indeseables que están ensuciando la política española, mientras cobran de los españoles, intentan socavar su prestigio, señal inequívoca de que ven en el Rey un dique contra sus intenciones de hacer el mal.
Pues sí que sirve el Rey. Con aquel discurso del 3 de octubre logró frenar la traición de Pedro de la Preveyéndola a los españoles, devolviéndolo a la senda constitucional.
En su discurso de ayer, comedido, parece avisar a los traidores de que está vigilante y no va a tolerar que se salgan con la suya en su intento de sumir a los españoles en la pobreza y la miseria, aprovechando la circunstancia de que un miserable quiere ser presidente a toda cosa.
Tiene a España maniatada, y antes de esto se encargó de maniatar al PSOE, que no tiene capacidad de respuesta ante los desmanes de este individuo. Algunos socialistas ponen el grito en el cielo, pero de ahí no pasan. Otros, tienen el corazón en un puño, pero en el otro tienen la cartera que van llenando con la nómina. Es curioso que quienes justifican su predilección por la ideología socialista en el supuesto de que se preocupan por los demás, al final resulta que su prioridad es la nómina, pero no la que les pueda pagar una empresa privada, sino que sale de los impuestos de aquellos por los que dicen mirar.
Hace cálculos el de la Preveyéndola y le sale que una moción de censura en su contra no puede triunfar. Tiene a España maniatada.
La realidad es que en quien confía la mayoría de los españoles es en el Rey. Le quedan cartas por jugar. 


sábado, 30 de noviembre de 2019

El Rey, de nuevo, da la talla

Por parte de fuentes oficiosas, se ha transmitido la información de que el descarado que viene ocupando la Moncloa desde hace algún tiempo, con nefastas consecuencias, que pueden empeorar considerablemente, pretende enviar al Rey, otra vez, a un lejano país, pero SM no se va a dejar tomar el pelo https://casarealdeespana.es/2019/11/27/el-rey-se-planta-y-le-dice-no-a-sanchez/.
«Usted no es decente», le espetó Sánchez a Rajoy, presidente del gobierno en aquel momento, y a continuación, en lugar de esmerarse y tener una conducta ejemplar, lo que ha hecho es poner cada vez más alto el listón de la indecencia. ¡A indecente no le gana nadie!
El Rey demostró que sabe estar aquel famoso 3 de octubre, cuando desmontó una felonía del propio Sánchez, que el día anterior se había lanzado, metafóricamente, al cuello de Rajoy, y se vio obligado a volver a la senda constitucional.
Los degenerados vieron entonces que el Rey es un dique que protege a los españoles honrados y desde entonces insisten en desacreditarlo. Le tienen planteada una batalla en términos muy duros, sobre todo porque juegan sucio, muy sucio, y cualquier idea decente les resbala. En ese menester están personas de la calaña de Colau, Iglesias, Rufián, Montero, Otegui, Sastre, etc., todos ellos aliados o aspirantes a serlo de Sánchez. En ese nivel está España ahora mismo.
El caso es que lo que ha hecho Sánchez con el PSOE no debería ser legal. Ni los socialistas debieron haberle consentido que lo hiciera, ni debería estar permitido por las leyes. Habría que exigir a los partidos políticos que tuvieran un régimen de funcionamiento interno que impidiera el caudillismo. No puede ser que alguien, como es el caso de Sánchez, haga y deshaga a su antojo sin que nadie en el partido, pese a la incomodidad que generan sus actos, pueda pararle los pies. Los partidos deberían exigir a sus afiliados un nivel alto de calidad democrática.

jueves, 18 de julio de 2019

La burguesía catalana

Si en algo acierta Valls en la entrevista que ha concedido a Sostres en el ABC, es en que la burguesía catalana es pueblerina. Pero eso es incluso suave, porque la burguesía catalana, en realidad, es una de las peores cosas que hay en España y que más daño ha hecho.
También se congratula Valls de haber hecho alcaldesa a esa calamidad llamada Colau, un esperpento donde los haya, con la peregrina idea de que la alternativa era peor. Es lo que votaron los barceloneses en su deriva autodestructiva, deriva hacia la que les ha empujado su burguesía. La realidad es que no había mal menor, las dos alternativas eran igual de malas, y Colau se encargó de demostrarlo inmediatamente.
La burguesía catalana tiene el egoísmo propio de las tribus prehistóricas. Todo lo quiere para sí y es incapaz de reconocer méritos a los demás. Todo lo que cree que puede pedir, lo pide. Poco le importa que sea justo o injusto. Puesto que lo puede pedir, lo justo es que se le dé. Así piensa esta gente.
Ajena a su espíritu la facultad de reconocer los méritos de los otros, todo su pensamiento se reduce a encontrar argumentos que demuestren que lo que pide lo merece. Y lo que se considera en condiciones de agarrar, lo agarra sin remordimientos. Y gasta ingentes cantidades de dinero que no es suyo, sino que se le ha dado para aplacar su llantina, en comprar voluntades de personas capaces de ratificar que lo que ha robado es suyo, o sea, que no lo ha robado.
La burguesía catalana es como ese niño malcriado que piensa que todo lo que tiene al alcance de su vista es suyo y se le debe. Y lo quiere ya y hay que dárselo, y si no monta un escándalo. Y al final han aparecido los patanes, cada uno de su estilo: Rahola, Rufían, Colau...

martes, 18 de junio de 2019

Los fundadores de Ciudadanos

Andan los fundadores de Ciudadanos como vestales desairadas, recordando el papel que desempeñaron en los inicios del partido y reclamando el derecho a que sus recomendaciones sean atendidas.
Pero no lo recuerdan todo estos personajes. Pregonaron entonces habían fundado ese partido porque hasta el momento venían votando al PSC y ya no podían continuar haciéndolo dada su deriva nacionalista. En modo alguno, continuaban, podían votar al PP. Esta confesión suya es muy significativa. En primer lugar, no explican cómo es que podían votar al PSC y no al PP. Eso es sectarismo, o sea, que se reconocieron como sectarios. En segundo lugar está la evidencia de que el PSC siempre ha sido nacionalista. Y en tercer lugar está la evidencia que callan: durante un año, se estuvieron reuniendo esos fundadores en algunos restaurantes de Barcelona. Se puede aventurar, sin temor a equivocarse, que se alimentaban bien. ¿Quién pagaba las las cuentas? Parece ser que Convergencia y Unió. Ciudadanos podría ser un invento de este partido para debilitar al PSC, que en aquellos tiempos tenía mucha más fuerza en la Ciudad Condal que ahora. Esto, si fuera cierto, vendría a explicarlo todo.
La elección de Riverita como presidente del partido también tiene su aquel. Eso del orden alfabético, Alberto va antes que Antonio.
Que este partido, hecho de modo artificial, luego haya servido lo mismo para un roto que para un descosido (hacer desaparecer del mapa político a la peligrosa UPyD, que podía hacer que fueran a la cárcel unos cuantos), entraba dentro de la lógica.
Quizá ahora Ciudadanos tenga unos dueños distintos de los iniciales y su cometido, lógicamente, sea distinto de aquel otro por el que fue concebido. Por otro lado, el PSC ya no es tan peligroso como era, puesto que ahora está dirigido por el bailongo Iceta y se ha sumado a la liza la pérfida Colau.

lunes, 27 de mayo de 2019

¿De qué se alegra Casado?

Resulta difícil de comprender que Pablo Casado esté tan contento tras los catastróficos resultados electorales.
Entiéndase que no son calamitosos para él solo, sino para todos los españoles; también para quienes han votado a las fuerzas destructivas, entre las que está el PSOE de Sánchez, y de Borrell, el pobre (qué descansados se van a quedar los funcionarios del ministerio en el que estaba, aunque no deberían cantar victoria, porque seguramente pondrán a uno peor).
La insensatez de los padres de la Constitución, que permitieron que los enemigos de la democracia pudieran participar, está poniendo de manifiesto todo el peligro que encerraba esta actitud.
El mapa político que resulta de estas elecciones y de las del mes pasado es tenebroso. Que el PP esté en condiciones de recuperar Madrid es como si le hubiera tocado la pedrea en la lotería.
¿Sería mucho pedir exigirle a Casado que dimita, por si hubiera alguien en el PP con más energía y más capacidad para oponerse a ese sinvergüenza consumado que es Sánchez?
El mapa resultante es triste. En Valencia siguen los mismos golfos en la alcaldía. Cómplices de los catalanistas, partidarios de los fantasmagóricos pastisssoss catàlanss, sueñan con borrar la lengua española y sustituirla por el dialecto catalán. Y los han votado. Hemos de seguir aguantando a Ribò y a Oltrà. ¿De qué se alegra Casado? Debería estar triste y compungido. Lo único bueno es que Podemos ha perdido fuelle, pero entre los protegidos de Maduro y Compromís no hay tanta diferencia.
En Barcelona ha perdido Colau, pero ha ganado Maragall, que seguramente es peor. El PP recoge la siembra que hizo Aznar. Y ese es otro error de Casado, no haberlo sabido hacer callar.
Es incomprensible que Casado esté contento, incluso hoy en día, cuando lo políticamente correcto es reír siempre, aunque se esté en un entierro. Si hubiera mostrado preocupación, habría dado idea de ser más coherente.

miércoles, 20 de marzo de 2019

¿Manuel Valls o Karl Jacobi?

Ambos son candidatos a la alcaldía de Barcelona, aunque no son los únicos, por supuesto, aunque en el caso de Colau, que también lo es, cabría decir ‘contra Barcelona’. Esta mujer solo piensa en hacer el mal y cuanto más consiga hacer más contenta está. Hace poco la catalogué como perversa.
Manuel Valls es un señor nacido en Barcelona, pero del que puede decirse que tiene mentalidad francesa y ha llegado a España con sus prejuicios no sobre España, sino de la política francesa y tiene tendencia a extrapolar a nuestra política la de aquel país, lo cual es contraproducente. A grandes rasgos sí se puede hacer, pero al descender al detalle hay diferencias significativas en las que no parece haber caído el señor Valls, y esa falta de cautela por su parte también hay que tomarla en cuenta, porque señala claramente su modo de actuar. Por supuesto que Valls sería infinitamente mejor como alcalde que Colau, que acabará sumiendo a la Ciudad Condal, si sale reelegida, en el descrédito y la fealdad.
Otro de los candidatos es Karl Jacobi, un alemán que vive en Barcelona desde hace varios decenios, que por ese motivo conoce la idiosincrasia de los barceloneses, ama a la ciudad, puesto que los catalufos lo han invitado a que se marche y no le da la real gana, y desea salvarla del caos en la que la ha sumido toda esa faramalla independentista, golpista, podemita y demás.
Que un alemán se convirtiera en alcalde de Barcelona daría mucho prestigio a la ciudad. Se demostraría con ello al mundo que los catalanes no son tan racistas ni desagradables como Torra, ese elemento al que muchos deseamos que dé con sus huesos en la cárcel, y él hace lo posible para que sea así, pero hay un guaperas en el gobierno que se lo consiente todo.
Con Karl Jacobi volverían la ley y el orden a Barcelona. Se acabaría la broma. 

miércoles, 13 de febrero de 2019

Las estrategias de las defensas

La intención de los abogados de los reos de politizar el juicio deja bien claro que saben que si su estrategia fuera normal perderían. Lo suyo es, claramente, juego sucio, como todo lo que tiene que ver con los nacionalistas.
En democracia, las leyes están puestas de antemano y quienes las incumplen saben qué pena corresponde a su delito. Ahora toca ver si hay agravantes o atenuantes y si los acusados eran conscientes de lo que hacían. Podrían haber aducido la enajenación mental, crónica o transitoria, lo cual se podría haber considerado, porque indicios hay. Sus actitudes son erráticas y cambiantes y luego alegan que lo del 1-O fue pacífico, y esa simple pretensión ya da pie a que los examine un psiquiatra. Los letrados deben de haber pensado que si adoptan esa vía reconocerán de hecho la culpabilidad de sus defendidos, pero eso mismo ocurre, como he dicho al principio, con el propósito de politizar el caso.
Mientras tanto, Torra, poniendo de manifiesto su mala índole, dice que ellos ponen la voluntad de la gente por encima de la ley. Si no la hubiera, debería hacerse una ley que castigue a los políticos con cargo público que digan barbaridades como esa. Todos los catalanes, sea cual sea su tendencia política, deberían estar avergonzados y horrorizados de su presidente diga algo así. El caso es que Colau también las dice igual de gordas y no la echan del ayuntamiento a gorrazos. Lo que sugiere Torra con esa frase es volver a los tiempos de las cavernas.
O sea, que el primer día del juicio ya ha quedado claro que se sienten culpables y que lo que reclaman es su derecho a delinquir, el suyo, porque lo que no toleran ellos, ni tampoco Torra, que otros se salten sus arbitrarias leyes; las que hacen referencia al dialecto catalán, por ejemplo.