Hasta en la revista Infovaticana se
informó con toda naturalidad de una barrabasada de los obispos
catalanes. De modo que la deriva nacionalista de los obispos no es
alarmante, puesto que no es flor de un día, sino que se viene
gestando de antiguo.
En los años 40, el obispo de Pamplona,
Marcelino Olaechea, ya daba mucha tabarra con su deriva nacionalista.
Franco supo qué hacer con él. Lo ascendió a arzobispo y lo mandó
a Valencia y ahí se le acabó todo su nacionalismo.
No todas las personas merecen respeto,
por ejemplo, Setién no lo merece; ni tampoco lo merecen todas las
ideas, ideologías o religiones, por ejemplo, el Islam no lo merece,
aunque haya islamistas que sí.
Los curas son muy aficionados a pedir,
cuando llega el tiempo de la campaña de la renta, que se marque la
equis de su casilla. Pero yo soy muy reacio a obedecerles en este
aspecto mientras tengan en sus filas a monjas y curas nacionalistas;
mucho peor, si son obispos.
Tradicionalmente, los curas y los obispos
son aficionados a llevarse bien con el poder y a mimetizarse con el
ambiente. Como ejemplo de ello se puede tomar al obispo Novell, que
en sus inicios fue antinacionalista, como ordena la fe que dice
profesar, y luego se hizo furibundo nacionalista, con lo que no cabe
duda que los cepillos de su iglesia estarán más llenos y hasta es
posible que le den alguna subvención y hasta palmaditas en la
espalda. Todo ese dinero es podrido, monseñor. El nacionalismo es
una ideología que fomenta el odio. ¿Cómo quieren que ponga yo la
equis para favorecer a unos tipos que están conformes con el fomento
del odio?
Es cierto que algunos obispos se han
opuesto al nacionalismo. No estoy seguro de lo que hubieran hecho
esos mismos obispos de estar en una diócesis catalana o vasca.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978. El año en que España cambió de piel'
'Cantos al camino'
'Historias de la otra razón'
'Por qué España'
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