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sábado, 16 de abril de 2011

La democracia española y los etarras

Hablar de democracia en España es un poco prematuro u optimista. Hubo un grupo de señores que supuestamente la iban a configurar, pero les pudo la codicia y en lugar de devolver el poder al pueblo se lo quedaron para sus partidos. No obstante, no les faltó fantasía. Se sabían en los libros de historia, necesitaban creerse buenos, o por lo menos llenos de buenas intenciones. Tan buenos que determinaron que las penas de cárcel no persiguen la venganza, sino la reinserción.
Esos corazones tan lindos posibilitaron, sin darse cuenta, eso es obvio, que el preso español que lleva más tiempo en la cárcel no haya matado jamás a nadie. Probablemente, se ha ganado esa larga estancia en la cárcel. Por algo será que lleva tanto tiempo. Pero ese detalle choca con el de los etarras que andan sueltos, tras haber cumplido irrisorias penas de cárcel con relación a sus horrendos crímenes. Y si por lo menos el tiempo de cárcel les hubiera servido para aprender algo la cosa aun tendría alguna explicación, pero es salen siendo tan etarras como cuando entraron.
Resulta que los padres de la Constitución tiraron con pólvora de rey, fueron buenos a costa de las víctimas del terrorismo. Cada vez que sale un etarra de la cárcel y se reivindica como tal, ofende a las víctimas. ¡Qué buenos fueron los padres de la Constitución que no incluyeron en ella la cadena perpetua! Lo de la reinserción está muy bien, pero antes de soltar a uno de esos habría que tener constancia cierta y comprobada de que se había arrepentido de sus actos. Y de no ser así, cadena perpetua. ¡Qué difícil les resultaría en este caso a los de la banda catalogar de ensoñación su derrota! Los padres de la Constitución podrían haber establecido la cadena perpetua revisable a partir de los 30 años para los casos de arrepentimiento y si se verificase posteriormente que había habido engaño, vuelta a la cárcel.

'El Gran Libro de las Citas Glosadas'

'En busca del Tesoro de Kola'

'El espíritu del último verano'

'Perdurablemente anfetamínico'

'Cómo provoqué la crisis financiera'

'En mi furor interno'

'No había más que empezar'

'Han cegado a Narciso'


viernes, 16 de julio de 2010

Rajoy ganó el debate

Según el diario El País, Rajoy ganó el debate, aunque sólo por tres puntos de diferencia. Recalca El País que es la primera vez que sucede tal circunstancia, puesto que hasta el momento siempre había ganado Zapatero por holgada diferencia.
Pero Rajoy no hizo nada para ganar el debate. Probablemente, esa petición suya de que se adelanten las elecciones no tenía otra intención que la de dar a entender que no teme hacerse cargo de la situación, pero eso ya se sabe, puesto que tampoco se inmuta ante la situación que vive su propio partido, el PP. A la vista de su modo de actuar los ciudadanos quizá piensan que si accede a la presidencia del gobierno hará de Don Tancredo, de ahí la tan baja valoración que obtiene, aunque superior en estos momentos a la de Zapatero.
Quien sí que sacó las garras fue Duran Lleida, que dejó en el armario sus anteriores y melifluos disfraces. Como los tiburones, no pudo resistir el olor de la sangre y allá que se lanzó. Puede que unos cuantos catalanes le aplaudieran. Puede que haya aumentado la intención de voto para su partido. Pero es dudoso que su discurso pase a los anales de la historia por su rigor analítico, por los fundamentos de su discurso, o por su visión de Estado. No está tan claro que a Duran Lleida le favorezca este discurso. En adelante será muy difícil tomarlo en consideración.
El Estado de las Autonomías está, probablemente, muy bien concebido, pero es seguro que está pésimamente desarrollado, de modo que estaba llamado a ser un gran invento llamado a resolver un problema previo, lo que ha hecho ha sido magnificarlo y multiplicarlo. El sistema político español, en general, no da más de sí. Quizá por eso ya nadie cree que Rajoy sea capaz de resolver el maremágnum que ha creado Zapatero. Ni Rajoy ni nadie. No hay que adelantar las elecciones. Lo que debería hacer el PSOE es mandar a Zapatero lejos, a Australia, por ejemplo, y pactar con el PP la reforma de la Constitución, para que España sea realmente un país democrático y no una dictadura de los partidos.
'Tus colores son los míos'
'El filósofo entre pañales'
'Dichos, comparaciones y frases populares'
'Homero, Ilíada'
'Switch in the red'
'Diccionario Web 2.0'
'Tiempo de vida'

miércoles, 30 de junio de 2010

Patético Miquel Roca

España tiene un problema, es el título de su artículo y luego repite esta cantinela hasta tres veces más. Pero España no tiene un solo problema, sino muchos, a causa principalmente de esa Constitución en la que el propio Miquel Roca participó activamente, logrando ventajas para los nacionalistas que éstos han explotado inmisericordemente y sin vergüenza alguna.
Gracias a esa Constitución que Miguel Albiac, con indudable buen sentido, ha dado por finiquitada, la política española se ha visto invadida por un número inusitadamente grande de políticos y todos de bajo nivel, debido a que los aparatos de los partidos, que disfrutan de todo el poder, no permiten el acceso a las listas más que a personas obsecuentes, grises y sin escrúpulos para votar lo que les mandan. Este número desorbitado de políticos se alimenta de los contribuyentes, pero como no depende de ellos sino de quienes hacen las listas, los manipulan, en lugar de defender sus intereses. Este problema no le parece gordo a Miquel Roca, puesto que no se refiere a él.
El propio periódico en el que escribe su artículo está en franco declive. Cabría preguntarse por la situación que viviría si hubiera sido independiente de los políticos. Cabría preguntarse también por lo que hubiera sido de la Banca Catalana y de las cajas catalanas si los políticos se hubieran mantenido alejados de ellas. Claro que cosas similares ocurren en otros lugares de España. Son muchos los problemas que tenemos por vivir en una democracia que no lo es del todo, puesto que los políticos están por encima de los ciudadanos, en lugar de ser sus servidores, y además los nacionalistas cuentan con ventajas exasperantes, que permiten que alguien como Carod, que odia o desprecia a España, influya en lo que decide el gobierno para Cádiz o Salamanca, pongamos por caso. De modo que si hemos llegado al punto que critica Miquel Roca es porque la Constitución que ayudó a hacer es mala.

'Dichos, comparaciones y frases populares'
'Homero, Ilíada'
'Switch in the red'
'Diccionario Web 2.0'
'Tiempo de vida'
'Bajo toda la lluvia del mundo'
'¿Quiere usted hablar mejor?'
'Sabiduría esencial'

jueves, 8 de abril de 2010

A propósito de Seseña

La Constitución española, ese prodigio que ha llevado a que los episodios de corrupción se sucedan, a que los políticos gasten el dinero como se les antoja, lo que también cabría calificar como corrupción, a que los ciudadanos sean tratados como forofos, a la compraventa de apoyos parlamentarios, etc., establece que las penas de cárcel han de estar orientadas a la reinserción y no a la venganza.
Los “padres de la patria” no sólo eran irresponsables, sino que además se creían unos santos. He aquí que ellos no quieren venganza. Pero la misión de ellos, y de quienes mandaban de ellos, era la de procurar el mejor sistema posible para la sociedad por la que trabajaban y también la de proporcionarle los mejores mecanismos de defensa. Querer la reinserción de los delincuentes es muy bonito. Es cierto que la vida no ofrece las mismas oportunidades a todos y que muchos delincuentes son, con toda probabilidad, mejores personas que otras que han logrado encumbrarse en la sociedad. Pero no se puede generalizar. Hay otros que han cruzado el umbral y, por tanto, es prácticamente imposible que logren reinsertarse. Están condenados a ser unos canallas durante el resto de sus vidas.
En lo que respecta a los menores, el sistema penal español tampoco da una respuesta correcta. La presunta asesina de Seseña pudo haber planificado y ejecutado el crimen fríamente. No sabemos lo que hubiera hecho si el Código Penal le hubiera inspirado algún temor. No sé si habría que endurecer las penas a menores o perfeccionar la ley, de modo que ciertos crímenes fueran tratados adecuadamente.
Los legisladores pueden suponen que todo el mundo es bueno, pero la experiencia demuestra que el único freno para algunos es la ley. Y si creen que van a quedar impunes, ni la ley les sirve de freno. Y saben bordearla o sobrepasarla “sólo un poquito”.

jueves, 14 de mayo de 2009

El himno escamoteado

Cuentan, porque no vi el partido (aunque sí me crucé con un número casi infinito de vascos por las calles de Valencia, con leones pintados en sus rojiblancas camisetas, con sus pulmones tan inagotables que se sabía cuando comenzaba el grito atleeeeeti, pero no cuando iba a acabar, daba la impresión de que nunca), que TVE escamoteó el himno, para que no se oyera la pitada.Esconder las cosas feas no sirve para nada. Por otro lado, hay estómagos de estraza que incluso hubieran disfrutado con esas imágenes. Que en el partido de la final de copa suene el himno español y sea pitado es algo que debería avergonzar a los políticos que han propiciado este estado de cosas. Debería.Falta capacidad autocrítica, los poderosos no suelen tener. Como no hay quien les lleve la contraria, no necesitan cuestionarse nada y así, poco a poco, va creciendo la bola de nieve. Gregorio Peces Barba dice que necesitamos políticos virtuosos y ciudadanos virtuosos. Por supuesto que le parece muy bien la Constitución y está orgulloso de ser uno de los padres de la patria. Pero si hubieran sido más cuidadosos al diseñar la patria y le hubieran entregado el poder al pueblo, en lugar de quedárselo los partidos, hubiera resultado más difícil llegar a la situación actual.Dice alegremente algún director de periódico catalán que la situación es irreversible. Lo que no tiene vuelta de hoja es aquello que tiene fundamentos ciertos y comprobables, como la Ley de Arquímedes. Otras cosas que parecían inmutables, como el infierno de pronto dejaron de existir, para luego volver. Quienes hacían cola en el entierro de Franco al día siguiente corrían a afiliarse a cualquier partido que les resultara promisorio.Hemos de convenir, no queda más remedio, en que el buenismo no es un invento de Zapatero, aunque a él se le note más que a nadie. Pero los padres de la patria y los líderes de sus partidos iban cargados de buenismo. Y así nos va.
'Un día de cólera'
'Contra el Arte y otras Imposturas'
'Contraluz'
'Napoleón y la locura española'
'Diario de Jesús Neira'
'Con tal de no morir'
'Cosecha negra'
'La verdad de Vera. Memorias'