domingo, 15 de mayo de 2011

Lo del Falcon

Mientras en la sección Cartas de unos pocos periódicos algunos usuarios dan a conocer su angustia y su impotencia por haber sido incluidos en la lista de espera de la Sanidad y esa espera se presume muy larga, con lo que al dolor que produce la enfermedad se le añade el temor de que cuando llegue el turno ya sea tarde, la clase política no es capaz de prescindir de ninguna de sus comodidades.
El presidente Zapatero, por citar uno de nuestros políticos, el mismo que nos llamó bellacos a quienes protestamos por los recortes, se desplazó en Falcon a Valencia, para asistir a unos de esos mítines que no sirven para nada más que para derrochar. Derrochan todos los partidos en esto y al derroche del mitin hay que sumar el del Falcon. Y eso al margen de que el mitin es un acto de partido y Zapatero usó el avión en su calidad de presidente. Tal y como está configurada la política española, el viaje, como el propio mitin, lo pagan los contribuyentes. Lo que ocurre es que el uso del avión para un acto partidista puede calificarse como un acto corrupto, aunque sea legal. Las leyes las hacen los políticos y los españoles saben cuidarse bien. El espectáculo que dan, tildándose unos a otros de ladrones, mientras todos derrochan si tasa, es deprimente.
Se quejan de que el caso Gürtel no haga descender las expectativas de voto del PP, pero ¿y los que aplaudieron a Zapatero en el mitin sin tener en cuenta lo del Falcon ni lo desastroso de su gestión? Podría decirse que reina la confusión entre los políticos y los votantes que les pasan todo por alto a los de su cuerda. Lo más importante para los ciudadanos no debería ser el partido ni el programa, sino el nombre de las personas que componen los carteles. Son las personas las que desarrollan los programas, y con un grupo humano malo cualquier programa acaba siendo peor. Que es lo que viene ocurriendo en cualquier parte de España.

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