miércoles, 4 de mayo de 2011

¡Santiago, y cierra, España!

Suele escribirse de otro modo, concretamente así: Santiago, y cierra España, pero como recuerda Fernando Lázaro Carreter, en 'El dardo en la palabra', página 522, Rufino José Cuervo dejó sentado que España es un vocativo, y que, por tanto, debe ir precedido por una coma.
¿Qué dirán ahora esos ministros, ex ministros y botarates varios que se empeñan en escribirlo mal? Resulta curioso contemplar los hay que saben echar mano de la imaginación para llevar a cabo o justificar insensateces varias y se olvidan de ella cuando lo aconsejable sería usarla. ¿Qué significaría ese grito allá en aquellos lejanos tiempos en que se profería? ¿Es que entonces ya se intuía la España de las Autonomías, con los motivos de lucimiento que iba a proporcionar a los ideólogos a la violeta?
El ya citado, Fernando Lázaro Carreter, en el mencionado libro, deja explicada esta cuestión, pero no sólo con razones, sino que pudo encontrar el apoyo de muchos personajes, como Cervantes, el padre Mariana, el autor del Cantar de Mío Cid, J. Corominas, el también citado Rufino José Cuervo, Ercilla, Quevedo y Rodríguez Marín. De modo que había ya anteriormente suficiente bibliografía.
Pero es que hoy en día en que el uso de Internet es masivo, nadie puede escudarse en que no tiene diccionario. El DRAE está al alcance de todos, e incluso hay un departamento dedicado a evacuar consultas por Internet, de modo que cualquiera puede asegurarse antes de hacer el ridículo con interpretaciones ilógicas y además indoctas.
La acepción 32 (cuando Fernando Lázaro Carreter publicó 'El dardo en la palabra', era la 30) del verbo cerrar es: 'trabar batalla, embestir, acometer'.
El rústico Sancho Panza se adelantó a los de hoy, cuando le preguntó a Don Quijote: “Querría que vuesa merced me dijese qué es la causa por que dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel san Diego Matamoros, Santiago, y cierra España. ¿Está por ventura España abierta, y de modo que es menester cerrarla?”. El Caballero le contestó: “Simplicísimo eres, Sancho”.

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