Tenemos en España la solución y no nos
dábamos cuenta. La guerra es mala, genera odio y afán de venganza,
proclama una de las simpatizantes de Manuela Carmena. El caso es la
alcaldesa de la capital ha dicho que no hay que bombardear al Estado
Islámico, sino hablar con él.
Supongo que si ha dicho eso será porque
está dispuesta a hacer personalmente esa gestión conciliadora. Debe
de confiar mucho en su capacidad persuasiva. Eso de ir hasta donde
están y decirles: Eso que hacéis está muy mal, no lo volváis a
repetir.
Pablo Iglesias, que también ha dicho que
no es tiempo de guerra, la podría acompañar en este que podría un
viaje fructífero, destinado a acabar con el terrorismo yihadista
para siempre. El caso es que dice las cosas componiendo el gesto
serio y el semblante severo, como si fuera una persona decente y no
un gamberro de tres al cuarto. Ha incluido en las listas a un
condenado a tres años y medio de cárcel por dar una paliza a un
concejal, y alega que lo hace porque no ha violado el código ético
de la formación. Que Podemos tenga un código ético es una noticia
sorprendente. Habría que ver a qué le llaman código y a qué
ético. De momento, van de la mano con Bildu.
El caso es que hemos sufrido unos
atentados brutales y todo el mundo tiene el susto en el cuerpo,
porque somos conscientes de que tenemos cientos, si no miles, de
terroristas entre nosotros, y no cabe duda de que están dispuestos a
repetir la experiencia, y también tenemos a unos cuantos que tratan
de quitarle hierro al asunto.
Yo creo a Herzog, cuando dice que escuchó
“putos fachas”, y no creo a quien lo desmiente. Lo de Carmena es
de nota.
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