viernes, 25 de marzo de 2016

Lecciones para políticos despreciables

Hay una sarta de políticos que siempre encuentran excusas para no condenar los atentados, para no compartir el dolor de las víctimas, ni la indignación de las personas decentes.
Esos políticos existen porque hay personas que los votan; pretender que la humanidad es un error. La humanidad produce monstruos y esos son los que más ruido hacen, los que parece que llevan la voz cantante, porque su desparpajo y su desvergüenza les llevan a ello. Se disfrazan de cordero y pretenden pasar por buenas personas, pero sólo pueden engañar a quienes son como ellos y aquí la palabra engaño tampoco cabe.
Toda esta misera moral, y ellos también hablan de miseria moral, aplicándola a quienes no son de su cuerda, puede llevar a pensar que el mundo está podrido y no tiene remedio. Ah, pero entonces uno ve un artículo de Maite Pagazaurtundúa, y piensa de ella, parafraseando a Antonio Machado, una mujer, en el buen sentido de la palabra, buena. No se puede imaginar ella el optimismo que insufla en los lectores con sus artículos, tan llenos de nobleza, de bondad y de señorío. Ella sola se vale para borrar de la memoria toneladas de la inmundicia vertida por otros.
Pero es que hoy, 25 de marzo, se cumple además el trigésimo sexto aniversario del asesinato de otro hombre cabal, Enrique Aresti Urien. Lo mataron, tan cobardemente como a todos, esos degenerados morales, detritus de la sociedad, que removían el árbol para que otros recogieran las nueces.
Esos que según otras mentes igual de depravadas llevaban a cabo sus acciones por motivos políticos. La tragedia de estos desgraciados consiste en que por muy largas que sean sus vidas siempre estarán incapacitados para comprender la grandeza de espíritu de personas como Enrique Aresti Urien o Joseba Pagazaurtundúa Ruiz. Hay que agradecerle a Pilar Ruiz Albisu que haya tenido dos hijos ejemplares, como son Maite y Joseba.
'Paris-Austerlitz'
'Internet negro'
'Manual de insultos para políticos'
'Los hombres que susurran a las máquinas'
'Al pie de una pared sin puerta'
'A pesar de los pesares'
'El árbol del silencio'
'El bucle'

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