martes, 29 de marzo de 2016

A Junqueras no le importa mentir

Claro que no es noticia que a Junqueras no le importe mentir. A ningún nacionalista le importa. Las patrias necesitan una épica y si no la tienen se la inventan. Y a la vista de que hay un público que traga, cuanto más gorda mejor.
Junqueras es un señor, por nombrarlo de algún modo, que además de llorar a moco tendido por una imbecilidad ante las cámaras de la televisión, no tiene reparos en decir lo que sea, sabedor de que está en el lado al que se le consiente todo.
¿Cómo explicarles a los catalufos que la supuesta guerra España contra Cataluña, terminada en 1715 no fue tal? En la Guerra de Sucesión combatieron muy pocos soldados españoles, puesto que lo que se dirimía era el equilibrio en Europa. Cuando a Inglaterra ya no le convino apoyar a los Habsburgo pudo darse todo por acabado.
Cataluña empezó a crecer precisamente a partir de Felipe V, y si no se hubieran dado las circunstancias que hicieron que Inglaterra se inmiscuyera en el asunto todo habría sido muy diferente. Gibraltar seguiría siendo español y Cataluña seguiría siendo pobre.
Los nacionalistas se empeñan en contar las cosas a su modo y todas aquellas personas que no pueden ser nadie por sí mismas, porque están poseídas por el dios de la banalidad, se creen que adoptando la locura nacionalista serán más que el resto de españoles.
Todo nacionalismo es perverso y atonta a quienes lo abrazan, como lo prueba el hecho de que quienes dirigen Cataluña la llevan hacia el abismo y les siguen votando.
Todo lo que tiene que ver con la supuesta nación catalana es falso y fruto de una imaginación enfermiza. Todo intento de los catalanes resistentes al nacionalismo es reprimido mediante la violencia moral y física. Los nacionalistas no admiten la discrepancia. Las mentiras de Junqueras, en cambio, son aceptadas como verdades.


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