sábado, 12 de agosto de 2017

El caso Juana Rivas

En la actitud de quienes siguen el caso hay semejanzas con el que se dio cuando la aberración cometida en el Teatro Romano de Sagunto.
En las declaraciones de los arquitectos de entonces que opinaban sobre el asunto había más intencionalidad política que profesional. Fue una aberración como demostraron todas las sentencias habidas sobre el particular. Los arquitectos están obligados a conocer la ley y aplicarla.
En el caso de Juana Rivas también ocurre que quienes se han apropiado, de forma abusiva, del concepto del feminismo están de su parte. Hay que aclarar, por si alguien no lo sabe, que los conceptos no son de nadie y son de todos. Lo único que se puede hacer con los conceptos, feminismo incluido, es estudiarlos, para tratar de comprenderlos del modo más completo posible. El feminismo, concretamente, tiene mucho que estudiar, puesto que siendo en sí mismo algo bello y necesario, como es la búsqueda de la justicia, ha sido manoseado, tergiversado, mal utilizado, etc. A la gente que ama la justicia se la conoce enseguida.
Por el otro lado están los defensores de la custodia compartida impuesta, y este matiz, el de que sea impuesta, es importante, porque viene a significar que a quienes la defienden no les importa el bienestar de los menores, ¡de sus hijos!, porque lo que defienden son sus derechos; y no están dispuestos a renunciar a ellos, parcial o totalmente, ni por el bienestar de los más indefensos. Este grupo se pone siempre de parte de los hombres.
La civilización se basa en el imperio de la justicia, y ya vemos que los dos grupos humanos citados anteriormente se desentienden de la justicia, lo que quieren es imponer su voluntad.
Mientras tanto, hay unos jueces a los que se les paga por hacer este trabajo y que por bien que hagan las cosas, pueden ser linchados moralmente por quienes seguramente ni leen las sentencias y si lo hacen no las entienden.


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