Todo el mundo sabe que los sindicatos son
necesarios e imprescindibles, pero de lo que se ha dado cuenta menos
gente, es que los sindicatos españoles, al menos los dos
mayoritarios, han errado el camino.
No se han planteado la idea de que deben
ganarse la voluntad de los trabajadores con su esfuerzo, sino que dan
por hecho que ya se la merecen de antemano.
En mi opinión, a dirigentes sindicales
les interesa más su sindicato que la suerte de los trabajadores. Es
decir, el hecho de que un trabajador concreto tenga razón en alguna
disputa con la empresa no les conmueve tanto como alguna
reivindicación menor que el sindicato haya planteado. Que a algún
trabajador no afiliado ni siquiera se le respeten los derechos
humanos no les preocupa.
Al menos los dos sindicatos mayoritarios,
UGT y CC.OO. en el Reino de Valencia ni siquiera respetan la
denominación oficial, que es Comunidad Valenciana. Ambos sindicatos
optan por el dialecto catalán
https://www.change.org/p/alcalde-de-valencia-al-alcalde
como vía de comunicación. De modo que un trabajador que quiera
afiliarse a alguno de estos dos sindicatos, porque si no lo hace
seguramente no lo van a defender si tiene necesidad de ello, ha de
consentir en que de entrada le hagan comulgar con ruedas de molino. O
sea, se humilla al trabajador imponiéndole algo en lo que quizá
esté de acuerdo, pero en lo que no debería estar conforme es en que
se lo impongan. Además, si la mejor defensa de un trabajador es el
cumplimiento de la ley y se empieza no cumpliendo algunas el asunto
no presenta buen cariz.
Los sindicatos deberían vivir de las
de los afiliados, pero como no consiguen ni de lejos tener los
suficientes, viven de las subvenciones, que es como si todos los
ciudadanos pagáramos una cuota.
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