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viernes, 12 de septiembre de 2008

Lidl, como pretexto

Ya es sobradamente conocida la noticia de que la cadena de distribución alemana, Lidl, ha sido multada con un millón y medio de euros. La pregunta que surge rápidamente es que en idéntico supuesto en España hubiera ocurrido igual. ¿Podemos creer que los españoles que una empresa de capital español, con sede en España, de la importancia de Lidl, que hiciera lo mismo que Lidl, hubiera recibido una sanción similar?
Las dudas expresadas no están fuera de lógica puesto que la Administración española ha dicho que “existen razones de oportunidad que desaconsejan que el Gobierno haga uso de su iniciativa legislativa para regular el acoso moral”. Como esta opinión no tiene sentido con respecto a la Función Pública, no hay más remedio que entender que se refiere a la empresa privada. Así que sabemos cuál es la opinión que tiene el gobierno español de los empresarios. Y también sabemos que, para el gobierno, la Justicia unas veces es oportuna y otras no.
Por su parte, la magistrada del juzgado de lo penal número dos de Lleida dijo lo siguiente: "El acoso moral en el trabajo, en sus manifestaciones más graves, debería ser objeto de protección penal mediante una definición precisa de la acción típica y de los elementos normativos y descriptivos que deben integrarla".
Lo cierto es que al igual que antes de contratar a un trabajador la Administración Pública y las empresas le hacen pasar un examen médico, deberían practicarle también el test de Robert Hare, para ver hasta qué el grado de psicopatía del aspirante. Si se obligara a pasar los test y a publicar los resultados, quizá veríamos que muchos de los más altos directivos tienen puntuaciones peligrosamente elevadas. Y acaso que los de más baja puntuación serían los que mayores problemas tienen en esa selva.

domingo, 15 de junio de 2008

La fuga de Ascó

Hay una costumbre en los gobiernos españoles, y no sé si sería adecuado hablar de maldición, que consiste en que ante un problema promulgan una ley y ya se olvidan de él. Las consecuencias, a veces, pueden resultar dramáticas para unos pocos, con lo que al gobierno de turno no le afecta, puesto que no le hace bajar en las encuestas. He aquí, por ejemplo, los casos de mobbing inmobiliario. Si es sólo una familia la afectada, ante la tesitura de gastarse sus ahorros, si los tiene, en un juicio, que quizá pierda, puede optar por abandonar la lucha y tratar de encontrar otra vivienda. Si son varias las familias afectadas, puede que se unan y planten batalla.
El gobierno actual, por otra parte, ha mostrado su inoperancia en la huelga del transporte, a la que ha llegado tarde, aunque hay que agradecerle que no haya intentado cambiarle el nombre, como al trasvase que no era trasvase, ni a la crisis que no era crisis. Al gobierno actual le pilló por sorpresa la huelga, como antes había ocurrido con la falta de agua en Barcelona, o con la crisis a la que ha reaccionado tarde y mal. Nos dan 400 euros para fomentar el consumo y antes de que comience el reparto Solbes pide a la gente que se apriete el cinturón.
De la inoperancia del gobierno, que piensa que con hacer leyes ya ha cumplido, a veces, el perjuicio puede alcanzar a muchos. Así, por ejemplo, la fuga en la central nuclear de Ascó. ¿Cómo es posible que ante un hecho tan grave el gobierno no haya dispuesto de información inmediatamente? No ha dimitido ningún ministro, sin embargo. La obligación del gobierno debería ser no sólo la de imponer unas determinadas condiciones a las empresas concesionarias, sino la de vigilar ininterrumpidamente que se cumplan. Pero el propio Zapatero achacó el grave suceso a un error humano; y se quedó tan ancho. Luego culpó a la empresa propietaria, la cual debe pagar por ello y presumiblemente lo hará. Pero el responsable ante los ciudadanos es el gobierno. Y no se ve ningún deseo en él de purgar su culpa. ¿Son irresponsables nuestros políticos?

lunes, 26 de mayo de 2008

Mobbing en la Guardia Civil

Suelo tener a mano el poemario “Por una sonrisa”, de Carmen Valencia, editado por March Editor. También otros libros de poesía, claro. Pienso que si la gente leyera, al menos, uno o dos poemas diarios, sería mucho menor el número de bestias que participaría en las acciones de acoso moral que se llevan a cabo en el territorio nacional.
En el caso concreto de la Guardia Civil, o recuerdo quien me ha avisado de que en la web
http://www.guardiasciviles.com, hay un artículo firmado por Manuel Illera, en el que se cuentan algunas de las cosas que, sobre este particular, ocurren en los cuarteles.
Para Julián Marías la cualidad más importante es el valor y valor es precisamente lo que necesita la guardia civil. Por el contrario, quienes practican el acoso moral son seres cobardes, envilecidos. Debería erradicarse en el cuerpo cualquier asomo de esta práctica inmoral, en sus mismos inicios. Son tan peligrosas las funciones que tiene encomendadas la Benemérita que es absolutamente necesario que sus componentes tengan la moral muy alta y absoluta seguridad en sus compañeros y jefes.
Siguiendo con la saga de los Marías, Javier escribió no hace mucho que si le tocara asistir al linchamiento de alguien al que personalmente detestara inmediatamente se pondría de su parte. Los linchamientos de cualquier tipo están absolutamente fuera de lugar.
La Guardia Civil precisa estar compuesta por personas valientes, desprendidas y cabales, capaces de discernir y de saber hasta dónde se puede llegar. Las personas humilladas y acobardadas sufren una gran merma en su capacidad.
Los mandos de la Benemérita deberían cultivar su nobleza de espíritu y transmitirla a sus subordinados. Deberían tratar de evitar en lo posible actitudes cobardes y saber vencer esos bajos instintos que llevan a abusar de quienes no se pueden defender. Algo totalmente contrario al espíritu del Cuerpo.
Tampoco estaría de más que se permitiese algún tipo de asociación o sindicato, que otorgara algún tipo de amparo o seguridad a los guardias. No deberían estar a merced de cualquier depravado con mayor graduación.