Ocurre
que hoy, día de la República, surge la noticia de que hay tres que
sugieren reformar la Constitución para desactivar los delirios de
Mas.
Curiosa
manera de reaccionar ante quienes incumplen las leyes y amenazan con
incumplimientos mayores. El castigo se cierne sobre los que son más
respetuosos con ellas.
Los
tres que tienen ese propósito son el Rey, Felipe González y Miquel
Roca. Como curiosidad añadida al caso estaría bien comparar la
situación económica de los citados personajes en 1978 y la de
ahora.
Ninguno
de los tres hace examen de conciencia, ni se considera culpable de
nada. ¿Qué errores se pudieron cometer en la Constitución de 1978?
Podrían haberse planteado esta pregunta y si después de haber
examinado la cuestión piensan que sí, surge la siguiente: ¿Por qué
se cometió? Y si opinan que no se cometió ninguno, deberían
desistir de su intención de cambiarla ahora.
En
2014 el desprestigio de la monarquía española es grande. También
tienen culpa de eso los sucesivos gobiernos de España, puesto que
han ido permitiendo el deterioro. Si ahora tratan de salvar a la
monarquía no es por su fervor monárquico, sino para sostener el
sistema, puesto que si cae pueden ir muchos a la cárcel.
Felipe
González debería pensar en dos momentos clave. Uno fue cuando
expulsó de su partido a Alonso Puerta y el otro cuando acabó con la
independencia del Poder Judicial. Ni siquiera es necesario recordar
su mezquindad con Adolfo Suárez.
Con
la corrupción imperando por doquier, nadie tiene autoridad para
defender la ley. Pujol dijo hace tiempo que si tiramos de la manta
todos nos haremos daño. Se trata, pues, de ceder a los chantajes,
invocando un interés superior, o apelando al 'realismo', puesto que
la locura se ha instalado en ciertos lugares y en ellos no hay modo
de conseguir que reine la cordura y se respete la ley.
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