En
un artículo de Federico Castaño, publicado en Vozpópuli, hay un
foto de GTRES en la que figuran Pere Navarro y Artur Mas, que se
estrechan la mano, en presencia de Alfredo Pérez Rubalcaba.
El
gesto de Pere Navarro, este socialista que también es nacionalista,
o viceversa, es muy parecido al de Alberto Fabra, personaje al que
veo un tanto pánfilo, pero que se ve que no lo es tanto. Más bien
va a la suyita, algo así como lo que decían del Caudillo cuando aún
estaba lejos de serlo: Franquito es un cuquito que va a lo suyito.
Pues estos igual. Dicen que el socialismo pretender redistribuir la
renta, para mejorar la vida de los pobres, pero lo que hacen es
defender los intereses de los oligarcas catalanes. Está Mas
gastándose el dinero en lo que le sale de los cojones, en lugar de
atender a quienes sufren y va el socialista este y se ofrece a
apoyarle.
La
sonrisa de Pere Navarro no es franca, es la sonrisa pánfila de quien
quiere parecer bueno.
Artur
Mas le estrecha la mano con cara de aparente satisfacción, pero
tiene la mirada baja. Pere Navarro le mira a los ojos, ingenuo,
porque el socialismo catalán va cuesta abajo, pero él no devuelve
la mirada. No quiere demostrar a los suyos tanta camaradería con
quien debería ser, por lógica, su más encarnizado enemigo
político. Cabe la posibilidad de que Artur Mas ya sepa que los niños
catalanes del futuro estudiarán en los libros de historia que hizo
mucho daño a Cataluña. Quizá lo sepa, o acaso piense lo contrario.
Ni siquiera es seguro de que sea consciente de que ha armado un lío
de tal magnitud, ayudado sobre todo por Zapatero, Rajoy y Rubalcaba,
que solucionarlo nos costará sangre sudor y lágrimas.
Alfredo
Pérez Rubalcaba aparece en la foto como avergonzado. No mira a Pere
Navarro, ni tampoco mira a Artur Mas. Y el número de parados excede
en mucho lo tolerable, pero lo que les importa a estos tres señores
es otra cosa.
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