Sé perfectamente que Pablo Iglesias es
más conocido que Consuelo Ordóñez e incluso es posible que sea
mejor valorado por la opinión pública. Es decir, así están las
cosas en la España de hoy. El nivel moral de los españoles, por los
suelos.
El hecho de que sea más conocido y quizá
mejor valorado, como indican los votos que tiene, no significa que le
llegue a la suela de los zapatos a Consuelo Ordóñez.
La diferencia consiste en que mientras
ella dedica sus esfuerzos, su energía y su entendimiento a defender
la dignidad de los españoles, el otro pisotea esa dignidad -va a ver
al Rey vestido de cualquier modo- y trata de hacerles todo el daño
que puede.
Mientras Consuelo Ordóñez apela a la
nobleza de espíritu de los ciudadanos, Pablo Iglesias instiga los
instintos más bajos -el miedo va a cambiar de bando-.
No es presumible, dada su trayectoria,
que Pablo Iglesias conteste la carta que le escribió el pasado día
21, porque tampoco consta que ni siquiera se haya referido a ella. La
carta está en la web de Covite y merece la pena ser leída. La carta
es muy comedida y rezuma nobleza y dignidad, cosas que hoy en día no
parecen tener mucho predicamento en nuestra sociedad y es triste que
sea así. Figura en la carta, además, un listado con los nombres de
los etarras que se encuentran en Venezuela. También puede
aventurarse que no hará las gestiones ante el gobierno de Maduro las
gestiones que le encarga Consuelo Ordóñez.
Los votantes de Podemos deberían
avergonzarse de que sea así. ETA ha perjudicado y sigue perjudicando
a todos los españoles y esto es así y no se puede ver de otro modo.
Ninguna persona de bien debe sentir simpatía por los etarras. Nadie
debería ayudar a los etarras a esconderse.
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