Prosigue la estupidez de querer derrotar
a Franco después de muerto. Ya se que quienes albergan ese propósito
tienen mala conciencia y se ven en la urgencia de sofocar ese
sentimiento.
Cabe recordar que eso lo esperaban muchos
cuando el PSOE ganó las primeras elecciones generales. Lo que
deseaban los buenos socialistas de la época es que Felipe González
demostrara que era mejor persona que Franco y más honrado y capaz.
Felipe González no firmó sentencias de muerto, pero bajo su mandato
operaron los GAL. La viuda de García Goena todavía está esperando
justicia. La única victoria posible es esa: ser mejor persona.
Felipe González, en cambio, trajo la mezquindad y el sectarismo al
gobierno. Así que la revancha quedó pendiente. Los honrados
socialistas sufrieron una decepción.
Zapatero es más limitado
intelectualmente que su predecesor socialista, así que pretendió
derrotar a Franco por la brava, esto es, con prepotencia y malas
artes, porque señaló a unos supuestos herederos del dictador.
Actuar con prepotencia es hacer lo mismo que se pretende criticar y
quienes han aceptado el juego democrático no pueden ser considerados
herederos del franquismo. Conviene recordar también que muchos
franquistas formaron parte del primer gobierno socialista, porque a
la muerte del dictador se apresuraron a cambiar de chaqueta.
La realidad es que en vida de Franco los
franquistas eran legión y si no hubiera sido así no habría podido
perdurar tanto.
El listado de nombres de calles
susceptibles de ser cambiadas que publica El País genera malestar,
porque no puede tener más motivación que el odio. A veces se dan
nombres de calles a personas que no tienen méritos para ello, pero
si en lugar de atender a los méritos lo que se tiene en cuenta es si
son derechas o de izquierdas el asunto es ridículamente espantoso o
espantosamente ridículo.
Dalí, por citar un ejemplo, sería mejor
o peor persona, pero su calidad pictórica merece una calle. Calvo
Sotelo no pudo ser franquista. Muñoz Seca será recordado mucho más
tiempo que Carmena, que se ha empeñado en ganar a Zapatero en el
terreno de la estupidez.
'Manual de insultos para políticos'
'Los hombres que susurran a las máquinas'
'Al pie de una pared sin puerta'
'A pesar de los pesares'
'El árbol del silencio'
'El bucle'
'Versus'
'Volver a Canfranc'
'Los hombres que susurran a las máquinas'
'Al pie de una pared sin puerta'
'A pesar de los pesares'
'El árbol del silencio'
'El bucle'
'Versus'
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