El candidato socialista a la presidencia
del gobierno se presentó en la gala descorbatado, demostrando una
vez más que no sabe por dónde va, puesto que en su afán por hacer
guiños a cierto público pierde los papeles una y otra vez.
En cambio, el desfachatau Pablo acudió
correctamente vestido a la misma gala. El término 'desfachatau' lo
he encontrado en el 'Manual de insultos para políticos', de Pancracio
Celdrán Gomariz, en donde se informa que se usa en Aragón. Pero no
es el único de los contenidos en ese libro que se le pueden aplicar
al sujeto.
Dada la gran cantidad de votos que han
obtenido él y su tropa resulta alarmante su desprecio por los usos y
hábitos democráticos.
Ya sabíamos que los nacionalistas de
todo pelaje son refractarios a la democracia. Se les aceptó la
fórmula 'por imperativo legal' cuando juraban la Constitución y
otros lo han hecho peor todavía.
Un político elegido democráticamente y
que se dispone a ejercer las labores que se derivan de dichas
elecciones tiene que comenzar por ser leal a los ciudadanos. De modo
que habría que inhabilitar de inmediato a quien tomase la jura de la
Constitución por un acto circense.
La Constitución es el marco legal que se
han dotado los ciudadanos para facilitar la convivencia entre todos.
Puede considerarse mejor o peor, se le pueden encontrar defectos y
criticarla, pero mientras esté en vigor hay que acatarla. Quienes no
lo hacen demuestran poco aprecio a la democracia y deben ser
sancionados mediante multa o pena de cárcel.
El Rey representa a todos los ciudadanos,
sean monárquicos o no. La forma de Estado de España es la monarquía
y mientras sea así respetar al Rey es respetar a los ciudadanos.
Faltar al Rey es faltar a los ciudadanos. En visita oficial hay que
presentarse ante el Rey con el atuendo reglamentario. El Rey no
debería recibir a quien no cumpliera este requisito.
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