La vasca es una sociedad en la que el
terror ha condicionado la vida de sus moradores de forma
escalofriante, embruteciendo de forma irreversible a muchos de ellos,
durante los últimos decenios.
Desde fuera se ven las cosas con mucho
desinterés, y a ese desinterés cabe llamarlo claramente como
suicida, porque es como tener un tumor y olvidarse de él. El relato
de cualquiera que haya vivido allí sin contaminarse, cosa que
requiere de un alto grado de heroísmo, pone los cabellos de punta.
En algunos de los atentados de la banda
etarra los testigos han colaborado activamente con los asesinos, lo
cual da idea del grado de perversión moral en que incurre parte de
la población vasca.
Muchos vascos tuvieron que abandonar su
tierra y buscar aires más puros, con menos chivatos, menos
acosadores, menos asesinos, menos mierdas.
No consiguieron amedrentar a Consuelo
Ordóñez y para que se fuera tuvieron que hacerlo con sus clientes.
Es inconcebible que partidos
supuestamente serios como el PSOE y PP no se pusieran de acuerdo para
frenar tanta barbarie, tanta indignidad, tanta porquería humana, y
como consecuencia de no haberlo hecho esto han acabado por
contaminarse ellos también.
El PNV, en tanto que partido
nacionalista, es un partido antisistema, porque sus fines consisten
en romperlo, y es antidemocrático porque no está al servicio del
pueblo, sino que pretende imponer al pueblo sus designios. El PSE, en
tanto que partido nacionalista no puede ser socialista. En un
principio aún se pudo mantener la ficción de que era socialista,
pero poco a poco se ha ido imponiendo el dogma nacionalista y, por
tanto, ya es antisistema y antidemocrático.
Que el PNV y el PSE sean menos malos que
Bildu, Podemos y compañía no sirve para tranquilizar a nadie.
Cualquiera que esté en la zona y mantenga la vista y el olfato
limpios percibirá la peste ambiental.
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