Las personas retorcidas y
malintencionadas suelen dolerse cuando piensan, con razón o sin
ella, que se les aplica su misma medicina.
Ese podría ser el caso de Pachi López,
que una vez dio motivo a que Maite Pagazaurtundúa, Rosa Díez,
Fernando Savater y otras personas de su partido le escribieran una
carta. Por cierto, entiendo la querencia de Savater hacia UPyD,
partido en cuya formación participó, también entiendo su simpatía
hacia el Ciudadanos de los primeros tiempos, pero no comprendo sus
simpatías hacia el PSOE, porque una cosa es lo que muchos quisieran
que fuera este partido y otra lo que realmente es; la prueba de esto
último es, precisamente, que Pachi López es uno de los tres
candidatos a la Secretaría General. No hablemos de los otros dos.
Otro de los sonados numeritos de Pachi
López tuvo lugar cuando se comportó de modo vil con Mariano Rajoy,
al que impidió dar el pésame a la viuda de Isaías Carrasco. Con
ello quizá pretendía hacer un guiño a los socialistas, a los malos
socialistas, pero a quienes realmente se lo hacía era a los
bildutarras. Precisamente, no tuvo reparos en reunirse con el etarra
Otegui en otra ocasión.
Al PP, en cambio, le debe haber sido
presidente del País Vasco una temporada, pero ya dijo Quevedo que
quien recibe lo que no merece pocas veces lo agradece. Pocas o
ninguna.
Pero
quizá la persona que más hondo ha calado a Pachi López sea Pilar
Ruiz Albisu, la madre de Joseba y Maite Pagazaurtundúa. Fue
ella quien le dijo: «Ya
no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y
harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las
cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes
».
Pues
eso.
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