viernes, 13 de octubre de 2017

El perdedor es Pedro Sánchez

Su comportamiento demuestra que se había hecho la idea de aprovechar la traición catalanista para, a costa de lo que fuera, desbancar a Rajoy y ponerse en su lugar.
El día 2 de octubre parecía un podemita más, apoyando a Puigdemont, Junqueras y compañía.
Al día siguiente, o sea el 3 de octubre, con su discurso, el Rey desbarató sus planes, haciéndolo volver al lado de la legalidad.
En su estupidez, Pedro Sánchez no pensaba más que en aquello que podía favorecer su ambición y pensaba en que Zapatero había conseguido la victoria en las últimas elecciones que ganó gracias al voto catalán y por eso trató de ganarse su favor.
No tuvo en cuenta que a otras personas también les iba mucho en el asunto. Rajoy no va a querer pasar a la historia como el presidente del gobierno bajo el cuál se ha consumado el disparate, así que tiene medidos todos sus pasos con el fin de no cometer un error fatal.
Por su parte, el Rey tampoco puede permanecer impasible, también se juega la corona en el asunto.
Pero es que además también están todos esos cientos de miles de catalanes que no están dispuestos a quedarse callados mientras los llevan a la ruina. La gran manifestación del día 8 de octubre acabó de arruinar los planes del líder socialista. Sin olvidar a la gran cantidad de socialistas de toda España que tampoco vieron con buenos ojos su actuación de los primeros momentos tras el butifarréndum.
Tampoco es probable que se haya dado cuenta aún de que en adelante todo será diferente en Cataluña. Muchos de los que votaron a Zapatero ya no le votarían a él. Ni se ha dado cuenta del descalabro económico que ha sufrido la región. En lugar de pensar en paliar el desastre en Cataluña sigue obsesionado en acariciar a los nacionalistas.


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