sábado, 26 de mayo de 2018

Pedro Sánchez es un perdedor

Podría haber aprovechado el momento para hacer ver que el PSOE es un partido razonable, con sentido de Estado y preparado para gobernar en cuanto los ciudadanos le dieran sus votos.
Claro que si hubiera sido así, habría apoyado los Presupuestos del gobierno, para impedir el chantaje del PNV.
Sin embargo, Pedro Sánchez tiene una ambición desmedida, que no ha escapado a nadie y cada vez que tiene ocasión se lanza a la yugular de Rajoy, con el fin de sustituirlo. Ocurrió tras el referéndum catalán, esa gamberrada indecente e ilegal, cuando en lugar de mostrar su apoyo al gobierno intentó desestabilizarlo. El discurso del Rey del 3 de octubre le obligó a volver a la senda correcta.
Ahora pretende apoyarse en quien sea, en los más corruptos del mundo, para combatir la corrupción, dice. Si su afán fuera ese y no satisfacer su ambición presentaría una propuesta para establecer de una vez por todas la independencia judicial, que es el único modo de combatir la corrupción. ¿O es que se cree que en su partido no hay?
Pedro Sánchez y Riverita son animales políticos, puesto que se les conoce poca vida en la esfera privada. Los dos son muy ambiciosos y ambos dan por finiquitado a Rajoy. Olvidan que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Mariano también es un animal político y precisamente en esa lucha que le plantean es en donde mejor se desenvuelve. Puede ocurrir que esta vez pierda (y en este caso, que Dios nos pille confesados), pero también que Pedro Sánchez, en su afán por liquidar al PP, liquide al PSOE. Puede ocurrir también que el personal se dé cuenta de que ni a Riverita ni a Sánchez les preocupa que puedan perjudicar a los españoles, sino que piensan sólo en sus propios intereses. Mariano también, claro, pero cambiarlo por algún otro que es peor no tiene sentido. El que calla ahora es Aznarín. 

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