Los sindicatos son necesarios, eso es una
obviedad. Del mismo modo que no puede haber democracia sin jueces y
periódicos independientes tampoco puede haberla sin sindicatos.
Pero estos sindicatos que tenemos aquí,
CC.OO. y UGT no son los más adecuados para defender a los
trabajadores. Siempre, o al menos muy a menudo, están en contra de
sus intereses. Han estado y seguramente siguen estando en contra de
los intereses de los trabajadores en Cataluña, porque cuando se está
en contra de la ley se está en contra de los trabajadores,
especialmente de los más indefensos. Si alguna defensa tienen las
personas más vulnerables es la ley. Cuando se critica la labor de
los jueces, o sus medidas, se deja desamparados a los frágiles.
Cuando se está a favor de los
nacionalistas se está en contra de los trabajadores, porque la
finalidad de los nacionalistas no es hacer un mundo mejor, sino
llevar a la gente a donde ellos, los nacionalistas, quieren. A los
nacionalistas no les importa que por su causa se rompan familias, se
rompan amistades, se destruyan puestos de trabajo, como ha ocurrido
en Cataluña y en el País Vasco; el nacionalismo se basa en sembrar
odio y fomentar el egoísmo, y ninguna de ambas cosas es buena para
los trabajadores.
Esos dos sindicatos, además, colaboran
muy activamente en la barbaridad que supone que se obligue a la gente
a aprender lenguas y dialectos que no son de su interés, ni pueden
serlo, salvo que sean sus lenguas maternas o piensen dedicarse a la
filología. Este cometido no es muy propio de los sindicatos, que en
cualquier caso deberían hacer lo contrario, es decir oponerse a que
se obligue a los funcionarios a aprender algo que no es necesario
para el desempeño de sus funciones.
Estos sindicatos perciben muchas
subvenciones del Estado y en cambio lo traicionan cuando se alinean
con los separatistas y otros especímenes.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Los dados'
'Todo comienza por un paso'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
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