Alegan algunos que Sánchez no puede exigir un trato justo y solidario a la Unión Europea mientras practica la arbitrariedad y la injusticia con las Autonomías. ¡Claro que puede! Le sobra desparpajo para eso y para más. Y lo hace con todo el convencimiento de que tiene razón. Todo lo que es bueno para Su Persona, lo considera justo y solidario. Lo que no le conviene, pues no. Usted no es decente, señor Rajoy, es capaz de decir, y quedarse luego tan pancho, convencido de que él sí que lo es. ¡Tiernos e inocentes los quiere el Señor!
El mundo se divide en dos: el de los que creen que este gobierno va a durar, durar y durar, porque a ninguno de sus componentes se le puede despegar de la poltrona ni con agua caliente, y el de los que piensan que va a caer pronto, entre los que me cuento, porque todos a una y cada uno de ellos por su cuenta, van cavando sus propias tumbas políticas.
Podría perdurar el gobierno de Sánchez, claro. Si San Vicente Ferrer hizo los milagros que se le atribuyen, ¿por qué no los tiene que hacer Sánchez? Aunque lo de uno estuvo motivado por su santidad, según la Iglesia Católico, y lo del otro sería debido a su cara dura, y de momento estas dos características humanas no son comparables, pero nunca hay que descartar nada a priori.
El caso es que quienes sostienen a Sánchez en gobierno son gentes a las que nadie, ni siquiera el mismísimo Satanás, daría la espalda en ninguna situación. Ni hartos de vino. El caso es que a Sánchez tampoco se la daría ninguno de ellos. Y en esas estamos, en situación delicada, todos guardando la silla, porque ninguno está dispuesto a perderla por nada del mundo, y ahí se juegan las habas de todos. Los masoquistas tienen la palabra.
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