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domingo, 17 de febrero de 2019

La simpleza de Javier Clemente

En una entrevista concedida hace poco más de un año a un digital de gran difusión que los vascos son diferentes. Eso es de una simpleza escalofriante, porque una derivada de ese modo de pensar dio lugar nada menos que a una banda terrorista.
Yo los veo, en cambio, a todos iguales. Chinos, luxemburgueses, nigerianos, lapones…, porque a todos les gustan las mismas cosas, la buena comida, los bonitos paisajes, ver pasar las nubes…
Dentro de una misma ciudad, pongamos que Valencia, hubo antaño diferentes formas de vida. Los de Marchalenes vivían de un modo y los del Grao de otro distinto que no tenía que ver. Pero seguramente a todos les gustaba la paella y el all i pebre.
El hecho de las costumbres cambien de un sitio a otro no debería dar lugar a que surgiera la barbarie, porque no cabe duda de que el intercambio, y sobre todo si es festivo, resulta más productivo y agradable.
Pero cuando opina de la terrorífica paliza que una multitud de Alsasua dio a dos guardias civiles desarmados y sus novias, en donde se muestra tremendamente insocial. Dice que fue una pelea de taberna, a altas horas de la noche “y todos cargaditos de manzanas”.
Otros mejor informados, porque por formar parte de los órganos de justicia encargados de resolver el caso tuvieron que enterarse, ven terrorismo en la acción. Lo que ocurrió allí estremece a cualquier persona de bien. Tratar de quitar hierro al asunto no presagia nada bueno.
En la sentencia del juicio se declaran probados unos hechos muy distintos de los que proclama el exfutbolista. Además de este dato, el odio que hay en Alsasua a la Guardia Civil es aterrador.
Por supuesto que yo también veo terrorismo en esa cobarde y multitudinaria agresión. Dejar impune ese acto equivale a permitir que la civilización sea sustituida por la ley de la selva.

domingo, 5 de febrero de 2017

Chimo Puig tiene menos seso que pelo

Aclaro que uso la equis de mi teclado para asuntos nobles y no para sustituir a la che, tan arraigada entre los valencianos. A los catalanistas, que no a los catalanes les produce repelús la che y tratan de eliminarla de las tan valencianas Marchalenes, horchata, chufa, che y otras.
Chimo Puig tiene menos seso que pelo y una de las dos cosas la puede disimular con un peluquín, pero la otra no hay modo.
Los secesionistas catalanes están llevando a Cataluña a la ruina, de la que le costará muchas generaciones salir, si es que lo logra. Hay catalanes que se van dando cuenta de eso y avisan, pero mientras no sea una mayoría la que les haga caso el proceso (me refiero al del declive económico y moral catalán) no se puede detener. Puigdemont y quienes le apoyan son unos perdedores natos. Los catalanes que mantienen en buen estado sus actividades cerebrales están en el bando de los vencedores, aunque eso no evitará que sufran perjuicios económicos.
Y el nefasto Chimo Puig ha dado en unirse a esos perdedores, gastando un dinero de los valencianos que se necesita para otros asuntos, en un acto que se celebrará en la misma Valencia, con el descabellado lema «La hora de las decisiones: balance de agravios y reivindicaciones conjuntas».
El agravio más grande que se me ocurre es el del dinero que malgastan los nacionalistas en cosas que no tienen sentido ni lógica, y sobre todo la evidencia de que las ideologías nacionalistas han propiciado la aparición de varios grupos terroristas. También me agravia que haya personas que siendo nacionalistas se presentan como socialistas.
Me agravia que Chimo Puig reabra una televisión con el único y baldío fin de introducir el catalán en las tierras valencianas.
Lo de los Países Catalanes es una fantasmada más de gentes sin criterio ni vergüenza.


sábado, 22 de marzo de 2008

El ayuntamiento de Valencia en su laberinto

Andan metidos en pleitos los señoritos de la Copa América y con ello trastocan los planes de la ciudad. Se supone que a la alcaldesa y a los concejales no les llega la camisa al cuerpo, toda vez que han tratado este asunto con inusitada alegría. A los ciudadanos nos toca preguntarnos si todo este lío nos cuesta algún dinero, amén de modificar toda la programación de la ciudad. Es decir, convendría que los contribuyentes valencianos supiéramos si de algún modo estamos pagando los gastos que conllevan todos esos juicios.
Hay dos valencianos, Guillermo Caballero Martínez y Julio Antonio Casino Ibáñez, jubilados ambos, que primero uno y luego el otro y cada uno de ellos a solas, se enfrentaron con un atracador que iba armado con una enorme navaja, con el objetivo de defender el primero al rehén y el segundo al rehén y al primer defensor. Ambos contaron para su acción con una silla y el factor sorpresa, puesto que el atracador en ningún caso se esperaba esas reacciones. Del análisis de los hechos resulta que el atracador no mató a nadie porque era un profesional y en ningún momento se sintió en verdadero peligro. Finalmente, optó por huir. He pedido un premio para los dos héroes al ayuntamiento de Valencia y mediante este artículo lo vuelvo a pedir.
Al ayuntamiento de Valencia le cunden más otras cosas. Unos ricos se meten a directivos de fútbol, derrochan el dinero y luego piden ayuda al ayuntamiento. Alfonso Grau, que cree que lo mismo da Marchalenes que Marxalenes, los higos que las esponjas, y que al trabajo concienzudo para averiguar la procedencia del término Marchalenes le llama “ver reminiscencias”, ni corto ni perezoso recalifica Mestalla y cambia el uso de un solar municipal, para que el club de fútbol edifique allí el nuevo campo. Toda Valencia echada a perder.
Todo parece indicar que al ayuntamiento de Valencia le va lo grandioso, aunque a veces esa grandiosidad sólo sea aparente y al final nos cuesta más la torta que el pan. Se interesa menos por la gente humilde, aunque los gestos de algunos humildes estén fuera del alcance de la inmensa mayoría, incluidos los ricos.

lunes, 7 de enero de 2008

Alfonso Grau, grandilocuente

Se refiere Don Alfonso Grau, en un artículo que publica Las Provincias, al parque que él llama de Marxalenes y que en esta denominación algunos encuentran ecos de la palabra marjal. Si el señor concejal del Ayuntamiento de Valencia no sabe respetar el esfuerzo desinteresado, yo se lo voy a explicar. Don Juan Bautista Viñals Cebriá, contribuyente valenciano, ha investigado, desinteresada y abnegadamente, el origen de la palabra Marchalenes, y ha descubierto que efectivamente proviene de marjal. Y cómo él dice, Marxalenes remite a marxant (marchante). Por otro lado, se entiende que el señor concejal prefiera seguir el interesado dictamen de la fenicia AVL, que tan cara nos cuesta los contribuyentes valencianos.
Dejando aparte la denominación del parque, el señor concejal hace notar que está dedicado al agua, pero omite decir que durante la mayor parte del año todas sus fuentes están secas y no por ahorrar agua, sino porque se estropea la bomba y no hay presupuesto para repararla. También se refiere a la Antigua Fábrica de Aceite y tampoco cuenta que se quemó hace más de un año, debido a la desidia municipal y que debido a eso haya habido que vallar la zona que lo rodea, inhabilitando la zona de juegos infantil que hay a su lado. También olvida que muchas de las mesas de la plaza han desaparecido, sin que el ayuntamiento las reponga, demostrando que los usuarios no le merecen ningún respeto. Omite señalar que pusieron farolas de diseño y que, dado que las vallas que cierran el parque son tan fáciles de escalar, siempre están rotas. Se refiere a los juegos para niños y conviene hacer notar que parte de ellos están, desde hace más de un año, dentro de la valla y los demás no se pueden utilizar durante las horas de sol del verano, porque se calientan mucho. Habla triunfalmente del
Museo del Trenet, y conviene dar un vistazo para hacerse una idea del tal museo. El escaso respeto por los usuarios se evidencia también en el hecho de que muchos fines de semana los mingitorios del parque están cerrados, teniendo que recurrir los visitantes, generalmente mayores, al arbolado y a la parte trasera de algunas edificaciones, puesto que en las cercanías del parque no hay ningún bar. La mayor parte de los visitantes del parque son ancianos, porque los niños tienen pocos alicientes. Choca, incluso, que dada la permisividad del ayuntamiento con los ciclistas que circulan a toda velocidad por las aceras de Valencia, atropellando peatones, sea tan duro con los niños de tres, cuatro o cinco años, a los que no se permite ir por el parque con sus pequeñas bicicletas si les han quitado ya las ruedas de apoyo. El parque de Marchalenes está bien concebido, aunque podría estar mejor, y mal atendido.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Para qué sirven los blogs

Un blog puede servir, en principio, y hablo intuitivamente, como diario personal, abierto al público, en el que el autor va desgranando con alguna regularidad sus impresiones acerca de las cosas que ocurren o que le ocurren. Sus amigos pueden asomarse y complementar lo que dice con sus comentarios. Pasado el tiempo, el autor y sus amigos pueden recordar las cosas que sucedieron y cómo las vieron ellos. En este caso, sirve pues para consolidar y reforzar las relaciones personales, puesto que por escrito se ponen de manifiesto cosas que en el trato directo pueden pasar inadvertidas.
Hay blogs mediante los cuales sus autores dan rienda suelta a su inventiva o a su sentido del humor, que antes de la aparición de este medio muchas veces no tenían más remedio que guardar para sí. Otros utilizan el blog para su promoción personal, lo cual está muy bien, puesto que muchas veces no hay otro cauce para ello. También se utilizan los blogs a modo de columnas de prensa, que suelen tener éxito, habida cuenta de que cada grupo periodístico mantiene una línea editorial muy definida y con los lindes marcados y a los lectores les vienen bien los aires de libertad. Los hay que los utilizan para contar sus viajes, los libros que han leído o las películas que han visto. En mi caso, me ha servido para hacer amigos. He conocido gente con la que no hubiera entrado en contacto jamás, si no llega a ser por el blog. El último amigo que he hecho es Juan Bautista Viñals Cebriá, investigador minucioso de todo lo que tiene que ver con Marchalenes, ese barrio que el ayuntamiento de Valencia se empeña en rotular indebidamente como Marxalenes, rompiendo así toda la relación semántica con su origen, ya que procede de marjal, que da lugar a marjalenc y posteriormente, por una mala transcripción, a marchalena. La x desentona claramente y no es más que un guiño al catalanismo, un deseo de quitarse los problemas de encima, aun a costa de ofender la verdad y el rigor. Viñals, como fruto de sus exhaustivas investigaciones durante años, tiene escrito un libro que convendría que publicara algún organismo oficial, para que no se perdiera todo ese trabajo. Como se ha visto claramente abogo por los blogs y los recomiendo.